INSTANTÁNEA · Texto e Imágenes: Lorena Pérez *
t ra b a j o s r e l a c i o n a d o s
A un Metro
Núm.8 - INSTANTÁNEA, SANTIAGO, Luisa Tupper y Javier Chorbadjian (il.), “A un metro”.
New York
Núm.4 - INSTANTÁNEA, NUEVA YORK, Pete Vigeant, "El invasor".
Moebius
Núm.8 - RESEÑA, Dhan Zunino, “Moebius: Buenos Aires subterránea y un relato de fuga”.
 
Nueva York
NYC Subway
Mapa Nueva York
Recuadro Nueva York
 
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Suena fuerte. Rechina. El metal viejo hace ruidos de película vieja. Lógico. Se abre la puerta y miles de codos aparecen por la puerta. Use all available doors. Next stop: Classon Avenue. Los codos entran. Stand clear of the closing doors. Se miran, se miden, la distancia necesaria; el metro cuadrado de aire gringo es más grande que el chileno. Definitivamente. Huele a café aquí adentro. Starbucks está en todas partes. Cafeína “para llevar” y ayuda extra para no detenerse nunca. De telón de fondo, un señor con cara de loco promete millones en compensación para inmigrantes abusados por ser inmigrantes abusados. Perfecto, la publicidad en español me incluye dentro de un segmento socio-económico-culturo-racial. Todas las publicidades están en 4 ó 5 idiomas. Por lo bajo. Chino, español, francés, italiano e inglés. Instructivo y fascinante. Benetton se me viene a la cabeza. Toda la paleta de pieles, olores, texturas y contexturas encerradas, con sus codos como armas y publicidad a medida. Aún no me acostumbro.

 

Me bajo a esperar el nuevo color y número para cruzar a la isla. A mi lado alguien almuerza. Arroz. Curry. Azafrán. Plato plástico, cubierto plástico. El correspondiente vaso de cartón. Mastica con la boca abierta y escucho la saliva disolviendo la comida. Asqueroso, pero me quedo. Traga, rápido, porque viene el tren, pienso. Pero no. El tren no llega. El señor azafrán termina su almuerzo. De su bolso saca un pequeño jabón de esos que no se enjuagan y se limpia las manos. “Recicla” sus residuos en un basurero, se levanta y se marcha. Solo almorzaba, 10 metros bajo tierra. Ratas a sus pies. Una extraña a su lado. El mejor lugar del mundo para almorzar.

 

Llega el tren. Más codos, más codos a la espera de bajar. Pero no lo tomo: Andén equivocado. Salgo a la calle para entrar de nuevo, porque no hay circulaciones internas. Los carteles de publicidad rotos, intervenidos con pedazos de otros carteles rotos (las bondades del papel autoadhesivo) me acompañan en la nueva espera. Por fin llega mi tren. Me felicito. No es cosa fácil cuando eres nueva. Cruces inexistentes, tramos muertos y, claro, el conductor que a mitad de camino decide no parar en la estación. El aliento resignado de café deja entonces escapar un suspiro. Y yo también. Esa era mi estación. Al llegar a la siguiente estación decido caminar. Mejor un poco de aire, menos ratas, menos codos. Benetton sin embargo me persigue. Es estimulante. Me gusta. En la variedad está el gusto. Salgo y el puente de Brooklyn me sonríe desde lejos.



*Subdirectora revista Bifurcaciones. Email: lorena[arroba]bifurcaciones.clvolver

 

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