VER 2005

Violencia y literatura en las fronteras de la realidad latinoamericana/

"2666", de Roberto Bolaño

Angeles Donoso

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Cualquier reseña sobre 2666 resulta insuficiente. Esta novela de más de mil páginas se escapa a cualquier tipo de definición, de abstracción, de resumen. Roberto Bolaño no nos entrega aquí una historia, sino muchas, demasiadas. No hay una interpretación o una visión de la realidad, sino opiniones encontradas, versiones disímiles. Entre los distintos propósitos de los personajes, nos encontramos con la persecución de un escritor de culto, la intención de descubrir (y encubrir) el asesinato de numerosas mujeres en Santa Teresa y la lucha por la supervivencia en la Segunda Guerra Mundial. Pero eso no es todo.

Quizás es necesario señalar, para comenzar, que 2666 no es un libro sino cinco libros. O un libro con cinco partes: «La parte de los críticos», «La parte de Amalfitano», «La parte de Fate», «La parte de los crímenes» y «La parte de Archimboldi». Ahora bien, no hay que pensar en la segunda parte como la continuación (de cualquier naturaleza) de la primera, ni siquiera como un racconto o una segunda visión de los mismos hechos. Y esto mismo ocurre con el resto de las otras «partes». Al llegar al final del libro, no se llega al fin ni al cierre de nada. Sin embargo, al leer la historia de Archimboldi, se puede vislumbrar la idea de cierto principio u origen (aunque no se trata, en ningún caso, de una novela «contada al revés»).

Figura 1.

Figura 1.

Una segunda idea muy importante es que, a pesar de todas las «partes», versiones, personajes e historias que componen esta novela, 2666 no se construye ni se presenta al lector como algo caótico. En la contratapa del libro se propone la idea de un «agujero negro» en la que todas estas historias y personajes se irán precipitando hasta llegar al vacío. Pienso que este agujero negro tiene un referente directo en la historia mexicana, en la historia de Ciudad Juárez, para ser más precisos. Lo que finalmente une, de una u otra manera, a todos los personajes son los asesinatos que se suceden inexplicablemente en la ciudad de Santa Teresa (trasunto de Ciudad Juárez en la novela). Todos los personajes llegan a Santa Teresa por diferentes motivos: los críticos de literatura que buscan a Archimboldi; Amalfitano, el profesor chileno que trabaja en la Universidad de Santa Teresa; Oscar Fate, el reportero norteamericano que viene a cubrir un partido de box; y, finalmente Archimboldi mismo. Todos se implican y son testigos de la horrorosa realidad en la que viven las mujeres de esta ciudad, presas del pánico de ser la siguiente víctima.

Figura 2. Ante la apatía oficial y la incompetencia de la policía frente a los asesinatos de mujeres en Ciudad Juarez, un grupo de diseñadores de Ciudad de México decidió expresar su enfado diseñando afiches en torno al slogan "Las mujeres de Juarez demandan justicia"'. Los más de 60 afiches diseñados se exhibieron en las estaciones de metro del D.F., además de ser utilizados como pancartas en las protestas.Como las más de 280 asesinados y 500 desaparecidas en los diez años de crímenes responden a un perfil joven y erótico (delgadas, atractivas, cabello negro y largo), muchos de los afiches diseñados giraron en torno al tema de la violencia sexual y la impunidad masculina. Este enfoque se exacerbó a raíz de las declaraciones de oficiales de Chihuahua, quienes más de alguna vez señalaron que si las mujeres habían sido asesinadas la culpa era de ellas por andar solas de noche por la calle, o por vestirse con ropas provocativas y maquillaje. Más que una defensa de su propia incompetencia, estas declaraciones fueron tomadas por muchos como un ataque a la femeneidad. Texto extraído de http://www.backspace.com/notes/2003/11/; e imágenes de http://www.politicalgraphics.org/cgi-bin/album.pl?album=28women_juarez

Figura 2. Ante la apatía oficial y la incompetencia de la policía frente a los asesinatos de mujeres en Ciudad Juarez, un grupo de diseñadores de Ciudad de México decidió expresar su enfado diseñando afiches en torno al slogan «Las mujeres de Juarez demandan justicia»‘. Los más de 60 afiches diseñados se exhibieron en las estaciones de metro del D.F., además de ser utilizados como pancartas en las protestas.
Como las más de 280 asesinados y 500 desaparecidas en los diez años de crímenes responden a un perfil joven y erótico (delgadas, atractivas, cabello negro y largo), muchos de los afiches diseñados giraron en torno al tema de la violencia sexual y la impunidad masculina. Este enfoque se exacerbó a raíz de las declaraciones de oficiales de Chihuahua, quienes más de alguna vez señalaron que si las mujeres habían sido asesinadas la culpa era de ellas por andar solas de noche por la calle, o por vestirse con ropas provocativas y maquillaje. Más que una defensa de su propia incompetencia, estas declaraciones fueron tomadas por muchos como un ataque a la femeneidad. Texto extraído de http://www.backspace.com/notes/2003/11/; e imágenes de http://www.politicalgraphics.org/cgi-bin/album.pl?album=28women_juarez

Se puede decir entonces, que los dos ejes sobre los que gira vertiginosamente este «agujero negro» son la literatura (encarnada en la vida y obra del escritor alemán Beno von Archimboldi) y la violencia (presente no solo en las viñetas que describen los crímenes de la ciudad, sino que también en la visión apocalíptica de Alemania tras la Segunda Guerra). Así, Bolaño construye una historia de la violencia y de la destrucción conectando ambos lados del Atlántico. En 2666 se presenta al mismo tiempo una visión crítica acerca de una civilización europea en decadencia y una reflexión sobre la irracionalidad e institucionalización de la violencia. Esta violencia está presente tanto en la experiencia de la Segunda Guerra como en la ininterrumpida cadena de asesinatos que la policía y el gobierno mexicanos, por su posible implicación en los hechos, no son capaces de detener.

Desde los inicios de la década de los noventa, el oficialismo mexicano ha tratado las muertes de cientos de mujeres en Ciudad Juárez como hechos aislados, desvinculados entre sí. Algunas veces fueron relacionados a crímenes pasionales y otras simplemente se cerraban los casos por falta de pruebas o por una especie de desinterés y de apatía propios de la policía local. «La parte de los crímenes», una especie de homenaje a las víctimas de Ciudad Juárez, retrata de manera cabal y minuciosa -como si nos encontráramos viendo un documental (el narrador como cámara)- la serie de muertes, por un lado, y por otro, los procedimientos llevados a cabo por la policía para entorpecer el esclarecimiento de la verdad. Bolaño critica de este modo la ineficacia y la corrupción de las instituciones: no solo la policía local, en un principio, sino que también el gobierno de la capital está imbricado en esta serie de hechos sangrientos. La relación entre violencia institucionalizada y ciudad es, en el caso de Ciudad Juárez, directa y evidente. No hay que olvidar el complejo enclave espacial que es Cuidad Juárez (Santa Teresa): ciudad ubicada en la frontera entre México y Estados Unidos, es al mismo tiempo una de las rutas del narcotráfico y el «patio industrial» de Estados Unidos.

Figura 3. En 1983 Gregory Nava filma "El Norte", película sobre dos indígenas mayas que, cansados de soportar las atrocidades que el ejército guatemalteco ejerce sobre su pueblo y familia, escapan "al norte" -los Estados Unidos- en busca de una nueva vida. Es un viaje mítico a través del cual la pareja de hermanos logra la redención. El film fue recibido con buenos comentarios por el público y la crítica especializada, logrando varios premios y una nominación a los Oscar por mejor guión original (ojo: no ganó, pese a lo que asegura la portada del video).Hoy, Gregory Nava está por estrenar su versión personal de los crímenes ocurridos en ciudad juarez. El film lleva por nombre "Bordertown" y está protagonizado por Antonio Banderas, Juanes y Jennifer López, a quien Nava lanzó a la fama al dirigirla en "Selena". RG

Figura 3. En 1983 Gregory Nava filma «El Norte», película sobre dos indígenas mayas que, cansados de soportar las atrocidades que el ejército guatemalteco ejerce sobre su pueblo y familia, escapan «al norte» -los Estados Unidos- en busca de una nueva vida. Es un viaje mítico a través del cual la pareja de hermanos logra la redención. El film fue recibido con buenos comentarios por el público y la crítica especializada, logrando varios premios y una nominación a los Oscar por mejor guión original (ojo: no ganó, pese a lo que asegura la portada del video). Hoy, Gregory Nava está por estrenar su versión personal de los crímenes ocurridos en ciudad juarez. El film lleva por nombre «Bordertown» y está protagonizado por Antonio Banderas, Juanes y Jennifer López, a quien Nava lanzó a la fama al dirigirla en «Selena». RG

En una de las numerosas reseñas de 2666, leí una comparación propuesta por el crítico Álvaro Bisama entre Santa Teresa y Macondo [1]. Si Macondo era la ciudad mítica que narraba el origen de Latinoamérica, Santa Teresa, es la ciudad que narra su fin. Pienso que si bien la comparación puede resultar atractiva en cierto sentido, es al mismo tiempo peligrosa. García Márquez creó, en las numerosas historias que componen su gran novela, una especie de mito de la realidad latinoamericana: la consecuencia fue ver las ciudades de Latinoamérica como pobladas de magia, como si hubiera algo de Macondo en cada una de ellas. El realismo mágico se convirtió, sobre todo para los ojos de los países del «primer mundo», en el modo de ser de los países latinoamericanos, en su realidad. Por el contrario, creo que Bolaño se aleja completamente de cualquier interpretación mítica de la realidad: en alguna página de la novela leemos «la historia es una puta sencilla, no tiene momentos determinantes sino que es una proliferación de instantes, de brevedades que compiten entre sí en monstruosidad». Si bien la violencia es, como en el caso de García Márquez, uno de los motores generadores de su historia, aquí está profundamente conectada con la realidad. La violencia de 2666 es, lamentablemente, violencia real. Y Bolaño se encarga, sobre todo en «La parte de los crímenes», de que este hecho no pase desapercibido. No es posible crear una ficción, construir una interpretación mítica de un hecho tan horroroso como el de las muertes de Ciudad Juárez. Si Macondo es el mito del origen de Latinoamérica, Santa Teresa es la ilustración de que cualquier interpretación mítica (de origen o de fin), resulta risible, inútil, absurda: en términos de Bolaño, monstruosa.

Santa Teresa es una ciudad borde. Una ciudad que queda en la frontera entre México (y, por extensión, Latinoamérica) y Estados Unidos. Una ciudad límite entre la realidad y la ficción. Entre literatura y vida. Es la ciudad de Cesárea Tinajero (poeta mexicana de los años treinta alrededor de la cual circulan las historias y personajes de Los detectives salvajes) y el refugio de Beno von Archimboldi. Es, al mismo tiempo, un centro industrial, un espacio en la mitad del desierto que con el correr de los años se convirtió en un peligro y una amenaza para las mujeres. Es el espacio de la conspiración: de la impunidad de los estamentos de poder, de la corrupción y del imperio del dinero.

¿Y qué es 2666?, ¿Cuándo sucede el año 2666? En Amuleto (1999), cuyo eje catalizador es otro hecho violento (la matanza de Tlatelolco de 1968), Auxilio Lacouture, en el D.F., describe desde la óptica del año 1975 hechos pasados y nos da una pista de lo que podría significar 2666. La protagonista, que va siguiendo a otros dos personajes (uno de ellos Belano, especie de alter ego de Bolaño) dice: «Y los seguí. Los vi caminar a paso ligero por Bucareli hasta Reforma y luego los vi cruzar y Reforma sin esperar la luz verde, ambos con el pelo largo y arremolinado porque a esa hora por Reforma corre el viento nocturno que le sobra a la noche, la avenida Reforma se transforma en un tubo transparente, en un pulmón de forma cuneiforme por donde pasan las exhalaciones imaginarias de la ciudad, y luego empezamos a caminar por la avenida Guerrero, ellos un poco más despacio que antes, yo un poco más deprisa que antes, la Guerrero, a esa hora, se parece sobre todas las cosas a un cementerio, pero no a un cementerio de 1974, ni a un cementerio de 1968, ni a un cementerio de 1975, sino a un cementerio de 2666, un cementerio olvidado debajo de un párpado muerto o nonato, las acuosidades desapasionadas de un ojo que por querer olvidar algo ha terminado por olvidarlo todo» (76-77).

Y con la descripción de Auxilio Lacouture doy fin a estas líneas. Quizás sí es posible una síntesis de la novela, después de todo. O más que una síntesis, una imagen: 2666 como el cementerio futuro de Latinoamérica, como una narración que conduce a la muerte y a la destrucción, o, en las palabras de Fresán, como «un inagotable mural mitad El Bosco mitad Diego Rivera; todo y todos se mueven y van y vienen y se cruzan en la tierra y en el aire por rasgos artísticos… monstruosos… o culinarios» [2].

Figura 4. Las ciudades fronterizas son hoteles de pasoDe las ciudades fronterizas, Tijuana es la que tiene más problemas de alcoholismo, narcotráfico, prostitución y, Juárez, sería la segunda. Debido a los asesinatos de 200 mujeres, Juárez -según Adriana Candía- padece varias enfermedades mortales, entre otras, la de la eliminación de muchachas como Irene Salazar Crispín, Eréndira Ivonne Ponce Hernández, Adriana Torres Márquez, Silvia Elena Rivera Hernández, Elizabeth Castro García y otras como Olga Alicia Carrillo Pérez y Sagrario González Flores. Las autoras del libro "El silencio que la voz de todas quiebra" han padecido muchísimo no sólo con la investigación sino con la jugada final de la editorial "Planeta" que guardó su material y lo utilizó pero para otro libro, el de Víctor Ronquillo. Si en Ciudad Juárez los asesinatos continúan, no se encuentran los culpables y no hay castigo para ellos, si las muchachas que trabajan en las maquiladoras son tratadas como pañuelos desechables de "úsese y tírese", también las autoras se encontraron con un ambiente misógino hostil o de total indifer5encia. Cuando me visitaron en el DF, yo misma tenía tantísimo trabajo y el tema de las muchachas muertas me pareció tan feo que las relegué para más tarde, decepcionándolas. Hoy, les pido una disculpa. Estoy segura de que involuntariamente contribuí al clima de misoginia con el que se toparon en la ciudad de México al presentar su manuscrito. Los temas del aborto, del maltrato a la mujer, del asesinato son dolorosos, y casi todos preferimos darle vuelta a la hoja. (extracto del texto escrito por Elena Poniatowska).

Figura 4. Las ciudades fronterizas son hoteles de paso. De las ciudades fronterizas, Tijuana es la que tiene más problemas de alcoholismo, narcotráfico, prostitución y, Juárez, sería la segunda. Debido a los asesinatos de 200 mujeres, Juárez -según Adriana Candía- padece varias enfermedades mortales, entre otras, la de la eliminación de muchachas como Irene Salazar Crispín, Eréndira Ivonne Ponce Hernández, Adriana Torres Márquez, Silvia Elena Rivera Hernández, Elizabeth Castro García y otras como Olga Alicia Carrillo Pérez y Sagrario González Flores. Las autoras del libro «El silencio que la voz de todas quiebra» han padecido muchísimo no sólo con la investigación sino con la jugada final de la editorial «Planeta» que guardó su material y lo utilizó pero para otro libro, el de Víctor Ronquillo. Si en Ciudad Juárez los asesinatos continúan, no se encuentran los culpables y no hay castigo para ellos, si las muchachas que trabajan en las maquiladoras son tratadas como pañuelos desechables de «úsese y tírese», también las autoras se encontraron con un ambiente misógino hostil o de total indifer5encia. Cuando me visitaron en el DF, yo misma tenía tantísimo trabajo y el tema de las muchachas muertas me pareció tan feo que las relegué para más tarde, decepcionándolas. Hoy, les pido una disculpa. Estoy segura de que involuntariamente contribuí al clima de misoginia con el que se toparon en la ciudad de México al presentar su manuscrito. Los temas del aborto, del maltrato a la mujer, del asesinato son dolorosos, y casi todos preferimos darle vuelta a la hoja (extracto del texto escrito por Elena Poniatowska).

Las ilustraciones y los comentarios asociados a ellas no son parte del artículo original, y su responsabilidad es exclusiva de bifurcaciones.

Esta reseña fue publicada originalmente en el número 5 de nuestra revista, en el verano de 2005. URL: [http://www.bifurcaciones.cl/005/2666.htm].

Angeles Donoso, licenciada en Letras por la Universidad Católica de Chile (2003), Master of Arts en Spanish en la Washington University de Saint Louis y doctoranda del programa de Romance Languages and Literatures de la misma universidad. E-mail: mddonoso[@]artsci.wustl.edu.

[1] Esta comparación es citada en «El mito del final», reseña escrita por Gonzalo Garcés. Fuente: Artes y Letras de El Mercurio, Santiago (Chile), 21 de noviembre de 2004.

[2] En «Roberto Bolaño: El último caso del detective salvaje», por Rodrigo Fresán. Fuente: Página12, Buenos Aires (Argentina), 14 de noviembre de 2004.