Los beneficios de una zona franca en territorio chileno son dos: tributarios y aduaneros. Los negocios que ahí operan están exentos del pago de impuestos tributarios (IVA, arancel de importación, impuestos de operación). A su vez, los productos que permanezcan dentro de la zona delimitada se consideran como si estuviesen en el extranjero, pudiendo ahorrarse cualquier trámite aduanero.

Desde 1977, la ZonAustral, o Zona Franca de Punta Arenas, opera en el extremo occidental del Estrecho de Magallanes. Desde un punto de vista comercial y social, esta ubicación extremo meridional la convierte en un punto estratégico para la Antártica y la Patagonia argentino-chilena, abasteciendo de insumos a un sector inaccesible por via terrestre para muchos containers.

Tal vez sea por su localización remota, su clima hostil, o quizás por una estética importada por sus beneficios aduaneros, ZonAustral parece un lugar atemporal y foráneo. Galpones de fierros retorcidos soportan estoicos las inclemencias del viento magallánico. Hace más de una década que los conflictos internos entre arrendatarios, administradores y la Intendencia de Magallanes han arrastrado al barrio comercial a un grado de decadencia evidente, fruto de una anunciada obsolescencia programática y física.

Abandonados y alejados de sus años de esplendor, hoy muchos de los grandes edificios autónomos que conformaron el centro comercial más pujante de la Patagonia yacen vacíos. Promotores de una estética californiana, que sin palmeras, auspició un desarrollo tipo «big box» a lo Garreau (1991) en el confín sudamericano, simulan hoy una escenografía apabullante de lo que muchos entendieron como la “norteamericanización” de la sociedad chilena bajo los primeros años del neoliberalismo (Cárcamo-Huechante, 2007).

Con todo, el barrio franco da la pelea. Hace poco fue rebautizado como “mall austral”, tratando imprimirle características del retail más osado al Módulo Central (una placa opaca de vidrio polarizado y hormigón donde se ubican las tiendas minoristas de licores, cigarros y perfumes). Aunque de estética suburbana tiene mucho, el contexto del remozado Mall ZonAustral sólo reafirma el hilarante contraste entre importadoras chinas, turistas muy rubios algo perdidos, tiendas de montañismo y comerciantes de neumáticos.

Mall ZonAustral abrió hace menos de un año un patio de comidas rápidas. Lleva meses abriendo los domingos, aunque algunos negociantes, principalmente de familias yugoslavo-descendientes, se niegan a abrir en horario corrido. Esto no empata con la rutina ni el ritmo magallánico.

En un desesperado intento de mallificarse, el barrio franco busca competir con su nuevo vecino. Un mall suburbano de verdad, abierto por una cadena capitalina supermercadista, se instaló en el pujante suburbio norte de Punta Arenas. Entre consignas regionalistas y argentinos fronterizos que llegan a aprovisionarse, el mall franco sobrevive –o renace— entre ruinas recientes de un postmodernismo saturado.