Vincent Vega le dice a un incrédulo Jules que en Amsterdam lo que vale son las pequeñas diferencias:“También ellos tienen la misma mierda que aquí, pero… hay algunas diferencias. (…) Pues puedes meterte en cualquier cine de Amsterdam y tomarte una cerveza. Y no hablo de una cerveza en un vaso de papel, hablo de una jarra de cerveza. Y en París puedes pedir cerveza en el McDonald’s.” [1]
Una experiencia intercultural matutera es un acto polifónico que empieza sin duda, en un bus de Flores Hermanos.
Comisarías / tópico / rodoluvio y concordias en cristos de brazos abiertos… la escarapela rojiblanca / marca Perú en un desierto minado / naves azules y letras floridas / guerras floridas / Ormeño / sanga / La veloz del norte / a ti que te importa… migraciones y carreteras cruzan los hemisferios de toda nomadía… con todo respeto amiguito, amiguita, cuando haces tus deposiciones y las heces tienen sangre… te acuerdas de Micky Rospigliosi… por eso amiguitos te traigo el magnesol que el doctor Pérez Albela receta… amiguitos han escuchado la frase por fuera olores pero por dentro temblores… flujo de control Santa Rosa / la hora del lonchecito / Sunat / Volvo / Aerospace / Starbus / declara si portas más de 10.000 dólares / atención de autoridades con pase / use of seatbelt mandatory / caserita jugo, caserito gaseosa, agua mineral, sandwich de pollo con papas al hilo, chocolate sublime, marshmallows, agua mineral, no seas malo caserito, me lleva esta ropita, me llevas el bolsito / tickets de embarque / cambiar el chip claro cuatro veces al día / son cigarros caserito, usted tiene pasaporte, no seas malito, páseme los juguetes, poquitos son… papitas al hilo, todas las salsas casero, agua mineral, gaseosa, le pago un sol caserito, páseme el tapsin, la batea, los blu ray / tarjeta andina / matute / pasadoras / no le compres ropita roja, no va con su piel morena… / ojo, sepa usted que su apellido no va con el color de su piel Pachas… joven su mochila, joven venga para acá, revisión de rutina señor, síganos… / OS7 / PDI / SAG / por qué lleva tanta artesanía, tanto libro, tanta polera de la selección, porque compra en Tacna, apoye la industria local o es que acaso no es chileno usté… / morenada rock / ese perro que busca coca vive mejor que yo / señores, yo quiero ir hecho un hombre, hecho un hombre por el universo, así clamaba ayer, hoy camino tranquilamente con la verdad en los bolsillos, y tal vez sea mejor que antes… señores pasajeros, lamento interrumpir tu linda conversación, con todo respeto este que les habla Walter Fermín es un joven que al no querer robar ha buscado ganarse la vida honestamente, por eso te pido un minuto de tu atención… me subo a este bus con el permiso del señor conductor queriendo tocar la puerta de tu corazón y la generosidad, esa moneda que te puedes gastar en cualquier vanidad de la vida… les voy a cantar para alegrar su tarde… que levante la mano quien no lloro un adiós / caserito no seas malo… / Frunita a 100…
La cápsula anterior, lejos de ser una parodia es algo común, que marca -aunque a muchos les duela- la hibridez en la identidad de los nortinos que habitamos la frontera. Empapados del sentimiento que significa vivir entre dos países separados por sólo una hora y un par de complejos fronterizos, no hay sorpresa en lo generoso e importante que es Tacna para nosotros. Sin embargo, hay estupor producto del cambio de actitud que opera en cada sujeto nacional promedio que asume una pose arribista basada en cierto poder monetario y claro, esa supuesta superioridad que otorga el color de piel. En contraparte atestiguamos la violencia implosiva de los comerciantes y ciudadanos peruanos que rehúyen la mirada y evitan con respeto e inteligencia pragmática sus comentarios sobre aquellos miles de paseantes chilenos que reciben cada fin de semana. Miles de viajeros que invaden de preferencia un par de circuitos; el paseo Bolognesi que ofrece mercadillos, una alameda amplia repleta de clínicas dentales, joyerías, oculistas, así como también pollerías y juguerías. Esta plaga bíblica también arremete contra el famoso Hospital de la Solidaridad, lugar en que la consulta ambulatoria de un médico general cuesta tres mil pesos y puedes en un día, por muy bajo costo, dejar listos los exámenes, radiografías e incluso operarte.
Es fácil escuchar a muchos chilenos decir que Tacna es Tailandia, o en su defecto una versión chicha de Tijuana, ese paseo que norteamericanos del OC [Orange County] realizan dispuestos a vivir la vida loca. Claro, para sentir, aunque sea por unas horas, el poder del que paga. El cambio opera sutilmente, lo puedes notar en cómo las damas golpean la mesa al pedir un jugo vitamínico o la forma despectiva en el trato a las caseras. Entre risas despliegan una xenofobia que reza así: ¡ay este bus huele a pata!, ¡ay casera hágame un descuento yo soy su mejor cliente, si no fuera por mí no venderían nada en este mercadillo! En los restaurantes, familias enteras con cámara al cuello, cual turista japonés, posan ante sus abultados y condimentados platos de chifa, pollo a las brasas o comida criolla. El chileno promedio es tan burdo que no sale del circuito central, ir al Pollo Chave, ubicado a diez minutos del centro ya es una aventura lejos de su consabido perímetro de seguridad. Nuestros conciudadanos rara vez se adentran a la periferia; Ciudad Nueva y Alto de la Alianza son tierra virgen, por lo mismo, incauto le hacen el cobro del chileno. Actúa creyéndose ganador sin darse cuenta que su triunfo es sólo una victoria moral, pues es presa de una maquinaria diseñada exclusivamente para cebarlo, obtener su dinero y luego a sus espaldas, mientras se retiran hacia Chacalluta en manada, contar con una sonrisa muda los pesos y soles que han dejado regados. Las divisas bien merecen aguantar la soberbia y el llanto de los consumidores.
Esta dinámica asumida, se produce gracias al cambio de pesos a soles y las diferencias en el costo de la canasta básica. Por ejemplo, un taxi en Arica, cuando tienes la suerte de conseguir uno, cuesta algo así como dos mil pesos la carrera. En Tacna, y en general en todo el Perú, cualquier viaje en locomoción colectiva es regateable, lo que otorga un plus a tu relación con el chofer -el espíritu del juego y la transa alimentan la picaresca cotidiana, y el tope es más o menos 3 lucas china, o sea 3 soles y 50 céntimos. Al cambio, más menos por 700 pesos chilenos puedes meter a toda la familia -incluido el perro- en el auto. En este apartado, vale la pena detenerse en las combis, esas pequeñas naves en decadencia llenas de stickers japo que dan lugar a una atmósfera citadina a lo Toei o Blade Runner. Bólidos pequeños de latón, coreanos al parecer, que recorren grandes tramos por menos de doscientos pesos. La imagen incluye a un tipo colgando en la puerta gritando: sube, sube, baja, baja, todo Canevaro, todo Bolognesi. A la locomoción podemos agregar la ya mentada oferta de rica comida criolla. Chifas a destajo, platos de la selva, sierra y otras mixturas abundantes en su porción y en extremo económicas, si las comparamos con los escuálidos menús del norte. Vale la pena destacar que el vecino país pasa por su mejor momento gastronómico, debido al mentado boom de chefs rockstars que han cimentado la idea de marca Perú, legando una autoestima culinaria de hierro hasta a los caseros del carrito esquinero.
Pero detengámonos en lo que la gente busca de preferencia, es decir, saciar su apetito hedonista y rabelesiano. En primera línea tenemos a esos sujetos con sobresueldo que llegan de cacería; el turismo sexual radicado en una improvisada zona roja que ha dado vida a la ex zona industrial de Tacna, encuentra la epítome del placer en la ya mítica Cucardas. Cerca de allí, taxistas y jaladores peruanos -esos que te ofrecen desde el terminal pasajes a Cuzco, dentista y oculista- piensan que todo chileno es un putañero en busca de su privado club de visitadoras.
La zona franca por su parte, permite que el alcohol –pero sobre todo el whisky-, sea baratísimo; los cartones de cigarros son otra ganga contrabandeable para revendedores de Arica, así como también para las arquetípicas caseras que se valen de sus polleras para favorecer el matute. De Arica a Tacna, las señoras burlan la frontera de Santa Rosa forradas como equecos, llevando oculto en su cuerpo exoesqueletos de ropa usada para evadir la ley de protección a la industria textil peruana. De vuelta, ingresan a Chile -bajo el sistema de tráfico hormiga- peluches, poleras estampadas con el nombre de Alexis Sánchez, tenidas imitación de Adidas y Nike, bolsitas de tapsin, displays de papel higiénico, blockbusters en blu ray y bateas Basa.
Ese retrato es el pan de cada día en buses y colectivos. La caracterización diaria de los inmigrantes, los mismos que la PDI en algunos casos rechaza en honor a nuestra soberanía, a fin de evitar que la avenida Diego Portales de Arica vea sus plazas llenas de jóvenes peruanos esperando alguna camioneta que los recoja para trabajar en faenas agrícolas o en la maestranza. Pero no nos alejemos de la idea central; la Aduana, el SAG, el y la dinámica de los pasos fronterizos merecen un artículo propio.
He perfilado la mirada del chileno que cotidianamente realiza un tour de forcé, entronizando su espíritu de jaguar, ese que circunda todo los fines de semana por el paseo Bolognesi, enseñando a su hijo las picadas de discos piratas, atención dental y un menú exquisito acompañado de Inca Kola. Porque claro, qué importa reventarse los dientes y el colon con el exceso de rocoto y hierba luisa gasificada, si Solidaridad y el amigo peruano siempre podrán recaucharte por tres lucas, con esa sonrisa y amabilidad que los caracteriza.
El retorno a Arica guarda una última sorpresa, a mi lado viaja una familia de Quillota que veranea todos los años en Tacna. El padre me cuenta que Arica e Iquique le parecen aburridas, y que Tacna tiene de todo para el Chileno. De improviso me pregunta si yo vivo en Arica, asiento y agrega, ¿nacido y criado?, le respondo que nací en Lima pero mi padre es de Santiago, por lo que terminé viviendo en Chile desde la adolescencia. Su rostro cambia y me pregunta mis apellidos, le digo Rojas por parte de padre y Pachas por mi madre peruana. Añade que no parezco peruano porque soy alto y blanco, arremetiendo después con preguntas cuántas generaciones de chilenos anteceden el apellido de mi padre. En ese momento caigo en cuenta que mi apellido materno no concuerda con el color de mi piel. No es la primera vez que lo escucho, como tampoco es la última vez que tendré que cerrar un diálogo pensando en que algunos chilenos aman Tacna y Perú, aman lo que les ofrece, se trasladan por largos kilómetros, pero jamás cruzan la frontera realmente, jamás dejan el horroroso Chile atrás.
* Daniel Rojas Pachas (1983) Escritor, Magíster en Ciencias de la Comunicación y Profesor de Literatura egresado de la Universidad de Tarapacá. Reside en Arica-Chile donde ejerce la docencia Universitaria. Actualmente edita la Revista Literaria virtual y Editorial impresa Cinosargo. Ha publicado el poemario Gramma en el 2009 con Ediciones Cinosargo, en investigación ha publicado Realidades Dialogantes, ensayo por el cual fue beneficiado el 2008 con el fondo nacional de fomento del libro que otorga el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile. Actualmente sus publicaciones aparecen periódicamente en revistas literarias nacionales e internacionales, en la Linterna de Papel del Mercurio de Antofagasta y ha sido seleccionado para formar parte de numerosas selecciones de poesía, se destacan la Antología Poética 2009, ediciones Jaguar de México, el libro Mi país es un Zombie (Editorial Casamanita – México) y .CL “Textos de Frontera” (Universidad Alberto Hurtado Ediciones 2012). Ha participado como ponente en importantes congresos en Perú, Bolivia, Argentina y Chile entre los cuales se destacan el JALLA, SOCHEL y CONELIT y en encuentros internacionales de poesía como La Colectiva (Perú 2010), El Vértigo de los Aires (México 2011) y el Festival de poesía Subterráneo y el programa de literatura Chilena Contemporánea en Lugar del Autor (México DF/Oaxaca 2012). Además ha sido beneficiado con la beca de perfeccionamiento, modalidad apoyo a tesis de postgrado en Chile o el extranjero 2010 del fondo del libro a fin de realizar su investigación sobre la novela Ariqueña: Proyección y recepción dentro del canon nacional. El 2011 publica con Groenlandia (España) su poemario Carne, este título tiene una segunda edición impresa a través de Cinosargo (2011), una tercera en Argentina con Proyecto Editorial Itinerante, una cuarta versión cartonera vía Cohuiná Cartonera de Chiapas-México y sigue mutando. Su obra poética ha sido traducida al inglés y búlgaro. El 2012, traduce el libro Morgue y otros poemas de Gottfried Benn, Ediciones Literal de México publica su tercer libro de poesía SOMA y Ediciones Orem de Trujillo-Perú edita su cuarto poemario Cristo Barroco. Tiene en preparación la novela Random y el libro de prosas y poesía Tremor. El 2013 es beneficiado con la beca del Fondo del Libro a fin de finalizar sus estudios Doctorales y su tesis sobre el Ensayo Literario y Martín Cerda. Más información en su weblog www.danielrojaspachas.blogspot.com
[1] El diálogo hace referencia a una escena de la película Pulp Fiction (1994), dirigida por Quentin Tarantino, desarrollada por los personajes Vincent Vega (John Travolta) y Jules Winnfield (Samuel L. Jackson)