“No hay ciudad sin cafés ni cafés sin ciudad, eso es sabido”.
Marcelo Corti, Café de las Ciudades, 2002
La frase del epígrafe, tomada de uno de los primeros textos de presentación de la revista digital Café de las Ciudades (CdlC), aparecido en la web en diciembre de 2002, ilustra claramente el espíritu de la publicación. Por un lado, evoca la relación inseparable entre la ciudad física y la ciudad vivida, entre las arquitecturas de sus edificios, las morfologías de sus trazados y las historias de vida de sus habitantes, nunca mejor contadas que en el café de la esquina. Por otro lado, apela a la propia charla de café, a la esencia de la discusión generalista, del encuentro espontáneo (o periódico) entre amigos, en este caso con la ciudad, el urbanismo y lo urbano como común denominador.
En CdlC se combinan estas cuestiones, buscando evitar los manierismos y la jerga de los textos académicos, sin perder seriedad o rigurosidad en sus contenidos. Una revista “de divulgación”, en palabras de su editor, que se ha convertido en un sitio ineludible de visita para los profesionales e interesados de la ciudad y los temas urbanos, al margen de los círculos convencionales de revistas científicas y los listados de indización. La periodicidad o frecuencia de aparición (un número cada mes); el carácter crítico –a veces irónico– de los artículos de sus columnistas estables, entre los que domina el formato de nota periodística o de opinión, la actualidad de los temas abordados, mechados con notas de cultura, impresiones de lugares y noticias (el “café corto”), pueden remarcarse entre sus principales atributos.
En un juego de coincidencias numéricas –o, parafraseando a Borges, devoción por el sistema decimal– el libro “Cien cafés” reúne en un solo volumen cien textos breves inéditos escritos por cien autores diferentes, cien reediciones de artículos publicados a lo largo de los últimos diez años en CdlC y cien datos de interés sobre ciudades contemporáneas junto a proyecciones de “la ciudad futura”. En un inicio pensado para celebrar el número 100 de la revista digital y luego publicado en conmemoración del décimo aniversario de la misma, es un libro difícil de encajar en una categoría editorial clásica como “Estudios Urbanos y Regionales” o “Estudios Culturales Urbanos”, tanto como lo es la revista que le da origen.
Se trata de un documento valioso que refleja ajustadamente los temas más discutidos en el debate urbano contemporáneo con epicentro en Buenos Aires, y ecos que se extienden a ciudades de todos los continentes. Según el mapa portulano[1], presentado al comienzo del libro, luego de Buenos Aires, las ciudades más referenciadas en el libro son Córdoba, Nueva York y Barcelona. La suma de textos, temas y autores da lugar a un compilado de opiniones, experiencias, datos y lecciones, que a manera de “instantáneas” de la ciudad y el territorio urbano actual, ofrece múltiples recorridos y formas de lectura.
Así, el libro puede leerse de tapa a tapa, siguiendo el orden y las tres secciones propuestas por los editores: Urbs, la ciudad entendida como espacio físico construido; que los romanos diferenciaban de Civitas, la ciudad en su aspecto social de agrupación humana, de lugar constituido por y para la ciudadanía; y Polis, la ciudad como ámbito político-administrativo, acercándose a la acepción acuñada por los griegos.
También puede recorrerse «a saltos», eligiendo autores (predominantemente arquitectos, pero también licenciados en urbanismo, geógrafos, sociólogos, antropólogos, economistas, abogados, ingenieros, concejales, fotógrafos, músicos, diseñadores, periodistas), o de acuerdo a los temas más o menos clásicos en que los aparece desagregado el índice: gobierno territorial, proyecto físico, medioambiente, movilidad, transformaciones urbanas y barriales, seguridad ciudadana, economía urbana, derechos y políticas de la ciudad, cine, cultura urbana, patrimonio y estética urbana.
Por último, Cien Cafés puede abordarse usando el mapa portulano para elegir textos de alguna de las 44 ciudades referenciadas, o simplemente al azar –como se recomienda en el prólogo–, como una forma de “deriva o flânerie sin objeto determinado”.
La invitación para elaborar los nuevos textos breves –enviada a los cien autores convocados– proponía concentrase en “el desarrollo que experimentarán las ciudades del mundo (o una ciudad o grupo de ciudades en particular) en la década del 2010”, ya que el análisis de la primera década del nuevo milenio sería cubierto por la compilación de los artículos publicados a lo largo de los primeros diez años de CdlC. También se incluía la advertencia: “sin ‘futurologías’ ni ejercicios adivinatorios”. El carácter abierto de la convocatoria fue interpretado de maneras diversas, abriendo una ventana al análisis de tendencias y problemáticas, la formulación de prospectivas, recomendaciones y deseos para la ciudad futura. A diferencia de la frecuente búsqueda de una “agenda común” para la “ciudad latinoamericana”, y de las compilaciones editoriales especializadas en determinadas temáticas, del repertorio de nuevos textos breves emergen -sin orden ni jerarquías preconcebidas- los temas, procesos y políticas urbanas más representativos de la ciudad real. Un collage que cada uno puede reconstruir según su área de interés, expertise, su ciudad de origen o barrio de pertenencia.
Algunas de las respuestas más directas a la consigna de la convocatoria se centraron en la reflexión acerca de un serio rasgo epocal de la cultura urbana de Buenos Aires, relacionado con la dificultad de pensar la ciudad más allá de la coyuntura inmediata. En Buenos Aires: salir del presente, por ejemplo, Adrián Gorelik sostiene que aquí “los hechos aparecen como irrupciones imprevistas que, una vez acontecidas, tampoco iluminan problemáticas profundas y de larga duración que deben ser enfrentadas”. Los ya característicos saltos periódicos “de la crisis al boom” y nuevamente a la crisis, en ciclos cada vez más cortos, imponen agendas de urgencia –para salir de la emergencia o para aprovechar la bonanza antes de que se termine pronto– y “no dan margen para pensar el futuro”. Esto se refleja, evidentemente, en la dificultad de incorporar instrumentos de planificación urbana en políticas de Estado, y la imposibilidad política de “imaginar obra alguna que no se pueda inaugurar en la propia gestión”. En la misma línea, Pablo Pschepiurca pregunta en ¿Quién sabe qué pasará en Buenos Aires en los próximos 10 años?, si alguna vez “podría suceder que entendamos en serio la necesidad del Plan, un Plan que no se detenga en disputas ni límites jurisdiccionales, fruto de la interacción entre técnicos, políticos y ciudadanos”.
La preocupación por el avance de las urbanizaciones cerradas, “el urbanismo de afinidad”, la “archipielaguización” de las ciudades y la fragmentación urbana en general, es otro de los ejes temáticos más visitados por los autores invitados. En este sentido, en Reurbanizá tu vida en 5 minutos, a través de la crónica de un caso testigo, Demián Rotbart da cuenta de los vaivenes del debate sobre el futuro de los barrios cerrados en Argentina que “oscila entre el intento de incluir en la reforma del Código Civil” instrumentos ad hoc que consagren esta tipología en el Derecho argentino, e intentos de “aumentar la regulación sobre [sus] efectos negativos” como en el caso de la recientemente sancionada “Ley de acceso justo al hábitat” de la Provincia de Buenos Aires. Junto con el análisis de otras prácticas y tipologías “antiurbanas”, como las “torres cercadas” o “torres country”, la cuestión del impacto de estas nuevas tipologías en la estructura y forma urbana de nuestras ciudades es uno de los temas recurrentes abordados periódicamente en CdlC.
Las villas y asentamientos –otro de los temas centrales del debate urbano local, y consecuentemente con alta representación en el libro– son discutidas a partir de la reivindicación del rol del proyecto en su transformación (Javier Fernández Castro), análisis socio-políticos e históricos (María Cristina Cravino), así como coyunturales (Nora Clichevsky), experiencias puntuales de intervención (Flavio Janches), análisis generales y propuestas de marcos teóricos explicativos (Jorge Mario Jauregui), entre otras. Uno de los hilos conductores de estos textos es el entendimiento del «derecho a la ciudad» como una forma de derecho extendido más allá de la vivienda: el derecho a la vida urbana y la urbanidad.
Algunos autores discuten nuevos instrumentos de gestión, como Beatriz Cuenya en Grandes operaciones de renovación urbana en espacios de centralidad, en donde identifica tres escenarios posibles para las “mega-operaciones urbanas”: 1) “una subvención al capital inmobiliario y a los consumidores ricos”, 2) “facilitar que los consumidores ricos autofinancien sus propios entornos”; o –la que la autora impulsa– 3) “capturar beneficios derivados de la valorización inmobiliaria” para distribuir en los “sectores y áreas desfavorecidas de la ciudad”. Andrés Borthagaray recuerda algunos contenidos fundamentales –y relegados– de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, entre ellos “la cuestión metropolitana” que “no termina de entrar en la agenda”. Juan Ignacio Duarte insta a “construir centralidad en la periferia” para “contribuir a la reducción de las desigualdades”. Y Alfredo Garay propone, en un análisis sobre las “franjas de transición” en los bordes peri-urbanos, “pasar de los marcos normativos que buscan formalizar los límites del área urbanizada a mecanismos procedimentales, que asignan un carácter licitatorio a las posibilidades de expansión de nuevos tramos de área urbana”.
Otros temas importantes con presencia en el libro, y secciones propias, son “el ambiente en cuestión”, “la movilidad”, “la seguridad urbana / ciudadana” y “la economía urbana” extendida “entre la inversión, el marketing y la agenda social”.
La mayoría de los textos recogidos de notas ya publicadas en CdlC pertenecen a su editor, Marcelo Corti, y a las columnas de Mario L. Tercco y Carmelo Ricot, las cuales se caracterizan por cubrir la coyuntura de la gestión porteña y bonaerense, del Código, de la legislación urbanística y de ordenamiento territorial en Argentina, de los movimientos vecinales y protestas sociales. En un ejercicio de inductivismo crítico, se aprovechan episodios, viajes o lecturas para reflexionar sobre temas que exceden la propia noticia, el objeto o evento reseñado.
Con su clásica firma “MC (el que atiende)”, el editor utiliza, por ejemplo, una exposición-congreso como excusa para abordar temas como la discriminación racial (régimen apartheid sudafricano) y la inmigración europea como mecanismo de reposición de mano de obra, relacionándolas a su vez con la segregación territorial actual: un apartheid “de mercado”, con argumentos ya no racistas, sino de seguridad. El comentario de publicaciones recientes le permite hacer hincapié, entre otras cuestiones, en la importancia del diseño urbano de la movilidad, la gestión racional de las infraestructuras existentes y la mejora del transporte público (libros de Manuel Herce y Andrés Borthagaray); indagar en torno del funcionamiento del mercado inmobiliario a través de la investigación de María Cristina Cravino; y las enseñanzas del Manual DOTT (07) que sintetiza actividades y propuestas basadas en la triada ambiente-diseño-sociedad para una región sostenible, emanadas del encuentro Design of time en el Nordeste de Inglaterra.
La lectura del Índice de Ciudades Globales (de la revista Foreign Policy), según MC una herramienta útil siempre que no limite la agenda de las ciudades sobre la base de un ideal único de competencia y globalidad; o la descripción de Springfield (el hogar de los Simpsons), una suerte de Brodacre City donde «falló» algo, “una ciudad que está en el mapa de nuestro tiempo aunque no esté en los mapas”, hacen patente su postura receptiva y a la vez crítica de las transformaciones que afectan las metrópolis actuales. «La buena noticia es que, para mantener la excepcionalidad territorial y cultural que genera rentas monopólicas de la ciudad, el capital debe tolerar la heterogeneidad y los particularismos locales», nos explica, cuando reseña un nuevo libro de los geógrafos David Harvey y Neil Smith.
Sin ser ciudades imaginarias, la lectura de Estambul a través de la obra literaria de Pamuk; la visita a Rosario, destacando los espacios e instrumentos de gestión más innovadores; el relato visual de la renovación del centro de Quito; los apuntes sobre los desafíos culturales, sociales y ambientales que enfrenta en la actualidad la Quebrada de Humahuaca; las miradas intencionadas sobre la “impureza hippy” de San Marcos Sierras, o las oportunidades de proyecto que plantea el paisaje lineal de la Cañada de Córdoba. Todas recuerdan a ratos las narraciones de Marco Polo a Kublai Kan sobre las ciudades de un imperio que nunca se llegará a conocer. Un vínculo que se hace aún más evidente en la lectura de Buenos Aires desde el agua, la cual sólo “será una ciudad completa cuando recupere su Riachuelo”; o en las notas sobre el paisaje urbano de Valparaíso, «hundida para arriba», donde el editor directamente hace referencia a las Ciudades Invisibles de Ítalo Calvino, que como libro de ficción, es quizás uno de los mejores escritos sobre el urbanismo contemporáneo.
La preocupación por la “fragmentación social” es otro de los hilos conductores de sus notas, que aflora sobre todo en la descripción de las nuevas formas de «clandestinidad» urbana: ocupaciones de terrenos y viviendas, la «okupación» política como denuncia a los problemas sociales de acceso a la vivienda, las construcciones no declaradas (mejoras o construcciones fuera de la norma) y el cerramiento (privatización) de calles en barrios del conurbano bonaerense. Los “muros de la vergüenza” –el muro de Berlín, la frontera entre México y EUA, el cerramiento de cuatro favelas en Rio de Janeiro y la pared de bloques premoldeados de La Horqueta en el municipio de San Isidro– se muestran simultáneamente como escenarios de exclusión social.
La columna de Tercco ofrece siempre una mirada crítica, casi impertinente, sobre ciertas políticas, planes o instrumentos en vigor en Buenos Aires y Argentina. La debilidad conceptual, fragmentación, y divergencia de componentes se señalan, por ejemplo, como algunas de las falencias del Plan Integral de Saneamiento Ambiental (PISA) de la cuenca Matanza-Riachuelo, a la vez que se reconoce un paso adelante en la gestión y articulación entre jurisdicciones, clave en la gobernabilidad de la región metropolitana. Terquedad de los residuos y Terquedad Basura Cero denuncian la necesidad de un manejo integral de los residuos sólidos urbanos, de normas e instrumentos, campañas de difusión, logística y gestión para implementar prácticas de separación en origen. La Ley de Urbanización de las Villas 31 y 31 bis de Retiro (2009), consistente en la creación de una mesa de concertación para elaborar el proyecto ejecutivo definitivo para el área, los intentos de reglamentación y puesta en práctica de la Ley 1408 de Emergencia Habitacional (2009) y la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario (2010), constituyen algunos de los objetos de atención y debate. Todos temas que se añaden al reclamo del derecho al suelo urbano (“Terquedad del suelo”), frente a la ausencia de intervención del estado en esa materia, que afecta no solo a los sectores populares sino también a los desarrolladores privados.
Pero quizás el aporte más importante –por su vacancia dentro los estudios urbanos o trabajos académicos recientes– sea la secuencia de notas centradas en el Código de Planeamiento Urbano de 1977 (modificado posteriormente en varias ocasiones, la última en el 2000), recogidas en el apartado Urbs (“Ciudades en transformación”). Sus “apuntes para una normativa urbana” parten de un análisis crítico y a la vez propositivo del tejido que produce el código actual, señalando errores, anacronismos y puntos cuestionables del mismo. Entre éstos, la escasa atención a la ciudad existente, la postulación de una morfología urbana basada en el edificio de perímetro libre, la falta de reflexión e interacción con el manejo del mercado de suelo, la poca atención al problema de la vivienda y en general al derecho a la ciudad, la ausencia de instrumentos de negociación, y mecanismos de premio sólo basados en la capacidad constructiva. Bajo una misma perspectiva, se enmarca la crítica hacia la tipología de la torre country, formulada tanto desde sus aspectos volumétricos, condiciones normativas y pérdida de relación con el entorno físico, como desde los deseos imaginarios de sus compradores: contacto con la naturaleza, seguridad, exclusividad, aislamiento. A través de algunos ejemplos internacionales (zonning de Chicago) nos introduce en la evolución y rol de la normativa en el desarrollo urbano, tema abordado por la literatura disciplinar en escasas ocasiones, y se anima a enunciar algunas hipótesis de avance hacia una normativa urbana renovada para el caso de Buenos Aires.
En la columna de Ricot, quizás la más provocadora, variada y literaria, predominan los relatos de cultura y estética urbana “con algo de ficción documental”. Series televisivas norteamericanas que nos remontan a los orígenes de la sociedad de consumo y las contradicciones entre la ciudad y el suburbio de los 60’ en Nueva York; escritos sueltos en los que dialogan barriletes y paracaídas y se cuestiona sobre el erotismo de la arquitectura y la ciudad; relatos breves de “urbanofobias”, donde se ponen en paralelo el emprendimiento de Colony Park, la desurbanización de Camboya y el efecto encapsulamiento que buscan (o venden) los nuevos modelos de autos. Temas de gran actualidad como las transformaciones del espacio representativo y el espacio simbólico del Vaticano, conviven con relatos de vivencias urbanas –la fiesta de San Patricio en Buenos Aires, la observación del espacio multifuncional de la plaza del MACBA en Barcelona– y la añoranza por el barrio porteño tradicional –patente en “la foto de la calle México” o en “la preocupante boludización de Palermo Viejo”.
Casi al final del libro, dos notas del columnista –junto a un texto de Cristian Nanzer- reivindican el valor de lo urbano, de la ciudad o de las múltiples ciudades que conviven en la actualidad en un mismo territorio. A manera de epilogo, sus Diez apuntes sobre el espacio contemporáneo pronostican un triunfo de la ciudad frente a las urbanizaciones artificiales de la periferia y los espacios “globalizados de la banalización y la franquicia”; Mientras que en Las siete plagas de la ciudad contemporánea alerta sobre algunas problemáticas encubiertas, camufladas bajo fórmulas o estrategias del planeamiento urbanístico más reciente (marketing, gestión, participación, valorización inmobiliaria, competitividad, etc.).
Por supuesto, ésta es sólo una muestra parcial que refleja principalmente los intereses temáticos particulares de los autores de esta reseña, y que –ceñida a los límites de extensión de este formato– deja mucho sin cubrir en el abanico de temas y perspectivas desplegado a lo largo de los textos que corresponden a más de cien miradas distintas enfocadas en las dinámicas y problemáticas urbanas actuales.
Cien Cafés se suma de esta manera a la actividad editorial impresa de Café de las Ciudades. Junto con Metrópolis Argentinas. Agenda política, institucionalidad y gestión de las aglomeraciones urbanas interjurisdiccionales (Artemio Pedro Abba), La cuestión urbana interrogada (Di Virgilio, Herzer, Rodríguez y Merlinsky), Luces y sombras del urbanismo de Barcelona (Jordi Borja); Grandes Proyectos Urbanos (Cuenya, Novais y Vainer), Barrios al Sur (Hilda Herzer), Ciudades, una ecuación imposible (Belil, Borja y Corti), forma parte de una colección que crece y que ya ha anunciado la presentación para abril de este año de tres nuevos títulos: Del barrio al centro. Imaginarios del habitar en las letras del tango rioplatense (Mario Sabugo), Producción Social del Hábitat en las principales ciudades del Cono Sur. Abordajes conceptuales, prácticas de investigación y experiencias (Compiladoras: Mercedes Di Virgilio y María Carla Rodríguez) y El espacio de la movilidad urbana (Manuel Herce Vallejo y Francesc Magrinyà).
* Cien Cafés: 100 textos nuevos, 100 autores, 100 notas de café de las ciudades, 100 datos sobre la ciudad futura / Marcelo Corti (et al.) – 1º ed. – Buenos Aires: Café de las Ciudades, 2013. 400 p. 28×20 cm. ISBN 978-987-25706-6-8
** Daniel Kozak es arquitecto de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y doctor en Arquitectura y Urbanismo por la Oxford Brookes University (Reino Unido). Es investigador del Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR–CONICET) y profesor adjunto del Centro de Investigación Hábitat y Energía, CIHE-SI-FADU-UBA.
*** Lorena Vecslir es arquitecta de la Universidad de Buenos Aires (UBA), máster en Proyectación Urbanística y doctora en Urbanismo por la Universidad Politécnica de Cataluña. Es investigadora adjunta del CONICET y del Instituto de Geografía, UBA.
[1] Cartas náuticas utilizadas a partir del siglo XIII