«Inaugurada por Baudelaire, y no desdeñada por Shaw, hay la costumbre pérfida de admirar a Poe contra los Estados Unidos, de juzgar al poeta como un ángel extraviado, para su mal, en ese frío y ávido infierno. La verdad es que Poe hubiera padecido en cualquier país. Nadie, por lo demás, admira a Baudelaire contra Francia o a Coleridge contra Inglaterra».
Jorge Luis Borges, La Nación (Buenos Aires), 2 de octubre de 1949.
Existen innumerables estudios sobre la vida de Poe, desde los más críticos que desconocen su relevancia artística y destacan sus enfermedades, inestabilidades psíquicas y adicciones, hasta aquellas en las que es idealizado como un incomprendido en medio de una multitud norteamericana industrializada e insensible, inventándole viajes, aventuras y duelos, que las biografías más serias atribuyen a una suerte de mitología que lo circunda. Lo cierto es que la creación de este poeta, crítico literario, narrador y cuentista nace en una época intelectualmente rica, y política y socialmente cambiante.
Mientras Europa era pieza de las restauraciones monárquicas, de una parte, y del nacimiento del socialismo, de otra, en Estados Unidos los cambios fueron igualmente agitados: se poblaban las ciudades con inmigrantes; se cimentó el derecho constitucional; se declaró la guerra a Gran Bretaña en 1812. La Revolución Industrial marcaba asimismo su impronta en la construcción de carreteras, canales de navegación, buques a vapor y ferrocarriles (el primero en 1830, en Baltimore). Además, se creaba el Partido Demócrata (1828), bajo la presidencia de Andrew Jackson, donde se incluía a obreros y agricultores en la noción de una incipiente democracia -aunque sin involucrar, claro, ni a los indígenas ni a los esclavos negros-. Estados Unidos se expandía territorial y económicamente y las diferencias entre el Norte y el Sur, que luego acabarían en guerra civil, eran cada vez más profundas.
Edgar Allan Poe nació en 1809 en Boston. Hijo de actores itinerantes, madre inglesa y padre norteamericano -descendiente de irlandeses-, ambos enfermos de tuberculosis. Su padre lo abandonó o falleció cuando tenía un año de vida y al poco tiempo su madre murió, quedando huérfano a los dos años. Fue acogido por John y Francis Allan en la ciudad de Richmond (Virginia) y debido a la insistencia de Francis, Allan apadrinó a Edgar, aunque sin concederle nunca la adopción legal. Aquel estado representaba fielmente el espíritu sureño de la época [1].
Además de ser un rico empresario del tabaco, John Allan era representante de revistas británicas de circulación en Norteamérica; por lo tanto, desde la infancia Edgar leyó piezas de Pope, Byron, Worthworld y novelas y cuentos de terror, nutriéndose así del romanticismo que en aquellos años representaba la corriente literaria europea.
El destacado desempeño en la escuela, sumado a las innumerables lecturas, la influencia de la cultura negra y la narración de aventuras de viajes de los socios marineros del padrastro, forjaron una niñez protegida y marcada por la comodidad de la vida burguesa. En el año 1815 la familia parte de viaje de negocios a Inglaterra y Escocia, volviendo a Richmond en 1820. Esa fue la única oportunidad en la que Edgar salió de su país natal [2].
Ya en 1823 escribe los primeros poemas a ciertas jóvenes de la ciudad y continúa leyendo y emulando a Byron. El mismo año conoce a Helen, madre de uno de sus compañeros de escuela y su primer amor, amor de belleza idealizada, que perecería al poco tiempo de una muerte tan romántica como la belleza misma, la locura. La adolescencia del escritor se caracteriza por los fuertes conflictos con su padrastro, quien se negaba a adoptarlo y más aún, rechazaba la idea de Edgar de ser poeta. Incluso, cuando el joven volvió a enamorarse, esta vez de Elmira Royster, la familia de los novios decidió terminar con el romance ocultando la correspondencia amorosa entre ambos.
Pensando que Elmira lo había olvidado, en 1826 Edgar partió a la universidad de Virginia, lugar en el que permanecería tan sólo un año. Sin embargo, ese tiempo bastó para que conociera, mediante variadas lecturas, los nuevos descubrimientos e inventos científicos y las creaciones literarias contemporáneas. En el libertino ambiente universitario, sus primeras borracheras, los juegos y las apuestas, que su padrastro se negó a pagar, lo forzaron a retirarse tempranamente. De regreso en Richmond descubrió el engaño de las familias de Elmira y la suya, aunque ya muy tarde, pues la joven se había casado. Indignado, emprendió viaje a Boston, donde publicó su primer libro Tamerlán y otros poemas (1827). Ante el fracaso en ventas, se enroló en el ejército por dos años. En ese tiempo murió Frances Allan, a quien no pudo acompañar en sus últimos días.
Se refugió en la casa de su tía Mrs. Clemm, en Baltimore, y publicó «Al Aaraaf» (1829). En 1830, con la ayuda de Allan, ingresó a la Academia Militar de West Point, Virginia. Sin embargo, sus intereses estaban lejos de la vida militar, por lo que se hizo expulsar de la academia y en 1831 publicó su tercer libro, Poemas.
Sabiendo del segundo matrimonio de su padrastro, Edgar se embarcó a Nueva York y después a Baltimore, donde nuevamente lo recibiera su tía y su prima Virginia. Allí escribió su primer relato publicado, «Metzengerstein» y en 1833 ganó el concurso del Baltimore Saturday Visiter con el cuento «Manuscrito hallado en una botella». Se habla de consumo de opio en ese período y de constantes borracheras que lo hacían alucinar y perder la noción del tiempo. A pesar de la diferencia en 12 años y de la condición mentalmente retrasada de su prima, comenzó un romance con Virginia, para luego casarse con ella en 1836. Al respecto, Cortázar señala: «Lo único verosímil es suponer una inhibición sexual de carácter psíquico, que obligaba a Poe a sublimar sus pasiones en un plano de ensueño ideal […] Se ha hablado de sadismo, de atractivo malsano hacia una mujer impúber o apenas núbil». Sin embargo, como lo reconoce el mismo autor, su relación estuvo lejos de ser enfermiza, acercándose a la fraternidad y al amor idealizado.
Durante 1835 Poe publicó «Berenice» y trabajó como redactor de la revista Southern Literary Messenger de Richmond, hasta 1837. En período fue publicada, a modo de novela folletín, laNarración de Arthur Gordon Pym y sus críticas literarias fueron ampliamente leídas y polémicas. Debido a su debilidad hacia el alcohol y el láudano, debió dejar el empleo y trasladarse primero a Nueva York y luego a Filadelfia, que por ese entonces era el centro editorial y literario del país. Allí publica «Ligeia» (1838) y al año siguiente, «La caída de la casa Usher». En Filadelfia asumió el puesto de asesor literario de Burton´s Magazine y publicó una antología de los relatos que habían sido editados en diferentes revistas, titulado Cuentos de lo grotesco y lo arabesco. Luego, en 1840, trabajó en Graham´s Magazine y publicó los cuentos «Crímenes de la calle Morgue» y «El misterio de Marie Rogêt».
Poe albergó siempre la esperanza de editar su propia revista literaria, sin embargo, a pesar de un par de oportunidades para hacerlo, nunca se concretó su anhelo. Ya en el año 1842 Virginia enferma de tuberculosis y comienza una época de decadencia, borracheras y alucinaciones. A pesar de la desesperación, gana el premio del Dollar Newspaper con el cuento «El escarabajo de oro» y gracias a los cuidados de Mrs. Clemm – «Muddie» – logran sobrevivir a los ataques nerviosos y afición a la bebida de Edgar, además de la enfermedad de Virginia que empeora rápidamente.
Antes de partir a Nueva York, Poe publicó Cuentos de las montañas escabrosas (1844) y una vez situados en la ciudad, «El camelo del globo», publicado por New York Sun . Debido a la inestabilidad en la salud de Virginia, la pareja se fue a vivir durante el verano a Bloomingdate, una granja a las afueras de la ciudad. Aquel lugar favoreció la creación de poemas, críticas literarias y narraciones; entonces nació «El cuervo», «El entierro prematuro» y una serie de críticas y artículos publicados diversos periódicos y revistas. Después, escribió «La Filosofía de la composición», ensayo en el que sostiene que toda creación poética ha de provenir de un ejercicio intelectual. Esta tesis, que ha sido ampliamente cuestionada por escritores y críticos literarios contemporáneos, establece la contradicción (o quizás ironía) entre el sentir romántico y el positivismo de la época.
Instalados nuevamente en Nueva York, Edgar trabajó primero en Evening Mirrow, y en 1845 en Broadway Journal. Aquel año fue caracterizado por el éxito en salones y círculos literarios del poema «El cuervo». Realizó varias conferencias y su fama se extendió incluso fuera de Estados Unidos, reconociéndolo como la imagen del romanticismo. Sin embargo, a fines del mismo año y a pesar de su consagración en los circuitos intelectuales, una vez más su debilidad por el alcohol y el opio, sumados a la consternación por el agravamiento de Virginia, lo condujeron a la decadencia.
Al año siguiente, 1846, Poe transitó por el ambiente de los literati -conjunto de los escritores más conocidos de Nueva York- y publicó una serie de más de treinta agudas críticas que le significaron un repudio generalizado en el círculo. Reprochaba, principalmente, el carácter ruralista y anticosmopolita de la sus contemporáneos, quienes no se apropiaban de las tendencias literarias que estremecían a Europa. De hecho, Baudelaire es bastante enfático: «De todos los documentos, anécdotas y biografías que he leído, he sacado la amarga convicción de que los Estados Unidos fueron para Poe una vasta prisión, que recorría con la agitación febril de un ser creado para respirar un ambiente más aromático que el de aquella sociedad cretina y poderosa, de reyes mercachifles, buscadores de oro al calor pestilente del gas, y que su vida interior, su espiritualidad de poeta e incluso sus absurdidades de borracho eran un esfuerzo perpetuo para liberarse de esta atmósfera antipática».
Guiado por el estado de salud de Virginia escribe el poema «Annabel Lee», muriendo su pareja en enero de 1847, el mismo año en que escribiera «Eureka». Según Baudelaire, la muerte de Virginia terminó de cimentar el delirium tremens que aquejaba al poeta: se lo describe acosado por alucinaciones y delirios diurnos, insomne, perdido y angustiado.
Buscó apoyo y enamoramiento en varias mujeres: Marie Louise Shew, Sarah Helen Withman y Annie Richmond, con las cuales compartió una nutrida correspondencia. Luego, en Boston, intentó suicidarse tomando medio frasco de láudano. En 1849 escribió «Para Annie», refugiado en la casa de Mrs. Clemm.
Finalmente, vuelve a Richmond, lugar en el que vive una época de mayor tranquilidad acogido por sus viejas amistades. Entonces reaparece Elmira, el mismo amor de juventud, ahora viuda. Acuerdan casarse en octubre de 1849 y Poe viaja al norte a buscar a Mrs. Clemm, pero durante una escala en Blatimore sufre su última borrachera, muriendo solo en un hospital de esa ciudad el 7 de octubre de 1949.
Referencias Bibliográficas
Baudelaire, C. (1889). Edgar Allan Poe. Prólogo de Obras selectas de Edgar Allan Poe. Buenos Aires: El Ateneo.
Cortázar, J. (1956). Vida de Edgar Allan Poe. Obra crítica. Buenos Aires: Alfaguara.
Hauser, A. (1951) Historia social de la literatura y del arte. Barcelona: Editorial Labor.
Alejandra Villarroel es profesora. E-mail: ale.villarroel@gmail.com.
[1] De hecho, Julio Cortázar afirma: «Muchas de sus críticas a la democracia, al progreso, a la creencia en la perfectibilidad de los pueblos, nacen de ser ‘un caballero del Sur’, de tener arraigados hábitos mentales y morales moldeados por la vida virginiana. Otros elementos sureños habrían de influir en su imaginación: las nodrizas negras, los criados esclavos, un folklore donde los aparecidos, los relatos sobre cementerios y cadáveres que deambulaban en las selvas bastaron para organizarle un repertorio de lo sobrenatural».
[2] Baudelaire afirma que Poe estuvo en Rusia y otros biógrafos incluyen aventuras y viajes que tal vez nacieron de la creación intencionada de Poe, o que se construyen como explicación a las nociones cosmopolitas del poeta.