VER 2008

Jacob A. Riis/

Activismo y Performance

Pablo Hermansen

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Performance multimedia y homilía política

Entre la primera charla de Riis en 1888 y la publicación en 1890 del libro Cómo Vive la Otra Mitad: Estudio al Interior de los Edificios Tugurizados de Nueva York (4) pasaron casi tres años de una intensísima actividad pública. La pertinencia y el poder del discurso de Riis tuvo que ver no sólo con lo sensible del tema en conjunción con la capacidad retórica de Riis, sino que también con que el fenómeno mismo evidenciaba un aspecto de la ciudad en peligrosa evolución, que en pocos años había aumentado de manera suficiente como para pasar de ser un problema puntual de una minoría desfavorecida a constituirse en un problema social que comprometía el desarrollo y las condiciones de vida del total de la comunidad. Las actividades de Riis incluyeron ponencias, vistas por miles de personas, artículos en periódicos, además del intenso lobby que amplificó su influencia y diversificó los ámbitos a que ésta llegaba. En este contexto, el libro que hoy nos reúne es desde varias dimensiones un producto secundario de lo que llamaré el activismo performático de Riis; es decir, es más bien un souvenir de la gran puesta en escena que la pieza clave para el éxito de la misión, lo que hace de la lectura crítica de su obra impresa algo tremendamente problemático. Me gustaría presentar tres argumentos al respecto.

En primer lugar, como ya se mencionó, para Riis ningún medio ni actividad er relevante en sí –ni texto, ni fotografías ni presentaciones masivas-, sino en relación al fin a conseguir; es decir, en este caso, en tanto puedan generar cambio en las condiciones materiales de vida de los habitantes de las barriadas de Nueva York. Por otro lado, Riis había construido su fama a partir de sus presentaciones en vivo, sean estas hechas para grupos pequeños, compuestos de personajes influyentes de la época, o para grandes audiencias, por lo que tenía bien presente la incapacidad de los medios impresos de la época para “hacer arder los corazones” de la opinión pública. Finalmente, y en complemento con lo anterior, está la decepcionante calidad que las imágenes impresas en comparación con las vívidas y gigantes proyecciones de la linterna mágica, que se constituían en evidencia de verosimilitud indiscutible respecto de la realidad del mundo sobre el cual se hablaba. Al mismo tiempo que multimedia –ya que en las diapositivas se desplegaban textos y fotografías, las que eran acompañadas por su encendido discurso- las presentaciones eran adaptadas estratégicamente para cada una de las audiencias de destino. Cuáles diapositivas mostrar y en qué orden, como también los datos biográficos específicos de quienes aparecían retratados en las fotografías, cambiaban de presentación en presentación, con el objetivo de aumentar la empatía de la audiencia con el personaje en cuestión. Es en ese sentido que Gregory S. Jackson plantea respecto de How the Other Half Lives que “este texto ilustrado compila y destila sus presentaciones estereoscópicas, ofreciendo a los lectores actuales una exigua muestra de lo que sus performances de cambio-de-siglo deben haber sido. Pero mientras el texto y las fotografías de Riis perduran, los lectores modernos están imposibilitados de visualizar sus contundentes estrategias visuales y formas narrativas, como también las perspectivas de recepción a través de los cuales las audiencias incorporaban los contenidos y significados presentes.” (Jackson, 2003).

De esta manera, tanto Jackson como O’Donnell intentan blindar a Riis de las críticas contemporáneas que, bajo una supuesta operación de contextualización de las fotografías de Riis en relación a su discurso, realmente lo que hacen es olvidar el contexto social y cultural que efectivamente dio sentido a sus acciones. O’Donnell afirma que estas críticas se proponen colonizar el pasado con ideas radicalmente contemporáneas: el marxismo de la década de 1970 y el postmodernismo de la década de 1980. Como caso de la primera vertiente expone la visión marxista de Daniel Levine, quien “en su biografía de Jane Addams caracterizó a Riis como un falso progresista. Dice Levine que “al mismo tiempo que Riis promovió un análisis de la pobreza condicionado por las estructuras materiales, (…) sigue desarrollando la tradicional e insensible distinción entre los pobres que merecen mejores condiciones y los que no la merecen –‘para los paupérrimos’, argumenta, ‘Riis no tiene simpatía.’” (O’Donnell, 2004). En cuanto al postmodernismo, sus críticas son aún aun más extremas y cáusticas:

“Además de declarar a Riis como un auténtico racista, un individualista compulsivo, un plagiador y un fanático anti-sindicalista, se argumentó que la primera función de How the Other Half Lives era identificar y construir una pared de diferencias que sirviera para separar a la clase media nativa de los trabajadores inmigrantes. Basándose en Foucault y otros, le cargaron a Riis no solo el haber proveído a sus audiencias con tours vouyeristas al pecado y al vicio presente en el Lower East Side, sino también ofreciendo la seguridad de que, a través de su procedimiento fotográfico de “fotografía como vigilancia”, la peligrosa clase de trabajadores inmigrantes podría mantenerse socialmente controlada.” (O’Donnell, 2004).

En coincidencia con esta idea, Jackson plantea que sin observar la tradición decimonónica de la homilía protestante, en la que Riis está profundamente inserto –desde su infancia en Dinamarca a su vida en Norteamérica-, las reflexiones críticas actuales pierden los referentes que permiten una perspectiva valida para evaluar los reales progresos sociales impulsados. Primero, el lenguaje emocional usado por Riis, respecto del cual hoy somos espontáneamente escépticos, era una manera de empatizar con el público norteamericano protestante de clase media de la segunda mitad del siglo XIX, al tiempo de coincidir con una mentalidad que valoraba mucho más que ahora la certeza dada por la intuición. Dicho público era sensible a estas formas presentes en el Social Gospel (5) , que cuestionaba la indiferencia de los cristianos respecto de las inequidades e injusticias sociales. “Este ‘Cristianismo Aplicado’, como ha sido llamado, y que proveniente de los esfuerzos de fusión entre del Gospel Social y de la filosofía pragmatista, tiene sus antecedentes en el congregacionalismo del los siglos XVII y XVIII.” Este Cristianismo Aplicado es consistente con los esfuerzos de los Socialistas Cristianos, quienes “reestructuraron la pedagogía en la homilía como una estrategia para atentar contra las enervantes enfermedades sociales, como la pobreza, la ignorancia y la complacencia de la clase media.” (Jackson, 2003). La manera de hacer de la homilía una herramienta para remecer a las conciencias y enseñar una nueva actitud, se basaba en la idea pragmatista de “aprender haciendo”. Al llevar al auditor a la percepción de estar viviendo realmente la experiencia de las consecuencias del pecado, éste, de manera análoga a como funciona una vacuna, adquiría defensas contra el pecado que le permitían actuar en este mundo con la convicción de contar con un alma templada.

Al mismo tiempo, el principio de empatía se ponía en acción cuando en el “espacio alegórico” producido en la sala oscura, a través de una proyección de alta resolución, una escala de las figuras humanas mayor que el natural y un discurso que usaba la estructura y las figuras retóricas de las homilías dominicales protestantes declamadas en primera persona, “Riis lograba la inmersión virtual de sus audiencias en la inmediatez temporal de una experiencia con consecuencias espirituales.” (Jackson, 2003).

Riis logra, al usar formas rituales y ritmos retóricos ya conocidos y aceptados, incorporar en la sociedad un mensaje nuevo respecto de la –también nueva- realidad de las grandes ciudades que crecieron explosivamente por la inmigración. Éste, con un llamado en tono de urgencia, convocó un movimiento social intenso y variopinto, cambiando la percepción que se tenía de la “Otra Mitad” e impulsando un cambio efectivo de sus condiciones de vida. Poco a poco, Riis va bajando la frecuencia de sus recorridos fotográficos y su procedimiento para fotografiar se hace menos invasivo y más conversado. Su performance, que ya contaba con un material fotográfico contundente, amplía su centro dramático e incorpora a la difusión de las condiciones de vida en los tugurios sus propuestas para mejorar las situaciones que describe. Esto es evidente en su segundo libro, Children of the Poor (1892), que a pesar de ser un trabajo mucho más cuidado que el primero, no tiene el impacto masivo de aquel. Consistentemente, su performance se concentra en contextos en que su posición y proposición política sean fértiles, coronando su carrera de escritor con el best seller autobiográfico The Making of an American (1901).

 

Referencias Bibliográficas

ALLAND, A. y Jacob A. Riis. (1974) Photographer and Citizen. Millerton: New York.

BERNSTEIN, L. (2001) “What Do The World and People Deserve?” En Photographica World – The Journal of the Photographic Collectors Club of Great Britain. Num. 98 – 2001/4.

ENTIN, J. (2001) “Unhuman Humanity: Bodies of the Urban Poor and the Collapse of Realist Legibility”. En NOVEL: A Forum on Fiction, Vol. 34, No. 3. Novel Corp: Brown University

JACKSON, G. (2003) “Cultivating Spiritual Sight: Jacob Riis’s Virtual-Tour Narrative and the Visual Modernization of Protestant Homiletics”. En Representations, No. 83, Summer. University of California Press.

GOTWALS, J. (2001) Guide to the Alexander Alland Photograph Collection
1885-1905, 1940. New-York Historical Society, New York University Libraries.

HIGASHI, S. (1998) “Melodrama, Realism, and Race: World War II Newsreels and Propaganda Film”. En Cinema Journal, Vol. 37, No. 3. University of Texas Press.

O’DONNELL, E. T. (2004) “Pictures vs. Words? Public History, Tolerance, and the Challenge of Jacob Riis”. En The Public Historian, Vol. 26, No. 3. University of California Press.

RIIS, J. (1890) How the Other Half Lives: Studies among the tenements of New York. Scribners:New York:Scribners, 1890).

_____ (2008) “Cómo vive la otra mitad: Extracto”. En Bifurcaciones, Revista de estudios Culturales Urbanos. Núm. 8. WWW Document. URL: www.bifurcaciones.cl/008/reserva.htm

The Sun, 12/2/1888. En LEGGAT, R. (1999). URL: www.rleggat.com/photohistory/history/riis.htm

YOCHELSON, B. (2001) Jacob Riis, Colección 55. Phaidon Press Limited: New York.

YOUNT, S. (1992) “Consuming Drama: Everett Shinn and the Spectacular City”. En American Art, Vol. 6, No. 4. The University of Chicago Press.

WEINBERG, S. (2008) “The Accidental Icon”. En Columbia Journalism Review. September / October.

Pablo Hermansen, Diseñador de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Docente de la Escuela de Diseño y Doctorando en Arquitectura y Estudios Urbanos por la misma casa de estudios. Miembro del cuerpo de árbitros de Revista Bifurcaciones.

(1) Smithsonian Institution Research Information System (SIRIS). Archives, Manuscripts, Photographs Catalogs. Alexander Alland, Photoprints 1932-1943.

(2) Bernstein, Len. What Do The World and People Deserve? Impreso en Photographica World – The Journal of the Photographic Collectors Club of Great Britain, (Number 98 – 2001/4).

(3) Vale la pena mencionar que el cine es proyectado comercialmente por primera vez en abril de 1894, por los Holland Brothers quienes abrieron la primera Sala de Kinetoscopio en Broadway 1155, NY. Esto permite suponer un ambiente proclive a este tipo de espectáculos y favorable a estos nuevos medios de representación, como lo era el estereoscopio o linterna mágica. Si bien el estereoscopio no representaba el movimiento y por lo tanto tampoco permitía sonorización coordinada, si tenía la capacidad de crear la ilusión de profundidad y de permitir la declamación simultánea a la exhibición de las imágenes.

(4) Traducción libre de “How the Other Half Lives: Studies Among the Tenements of New York”.

(5) El Social Gospel es hasta ahora una constante en Estados Unidos, donde, después de un proceso de reinterpretación, tiene en la década de 1960 un importante auge. Uno de sus más connotados representantes fue Martin Luther King, Jr.