Cuando el 15 de mayo de 2011 arranca en Cibeles la manifestación bajo el lema “No somos mercancía en manos de políticos y banqueros” nadie esperaba que ella derivase en el movimiento que acabó brotando en la puerta del Sol. Como respuesta espontánea a la represión policial sufrida al fin de la manifestación, decenas de manifestantes comenzaron a instalar sus tiendas en Sol a lo largo de aquella noche y, pese a los posteriores intentos de desalojo y prohibición, no supusieron más que un acicate para lo que acabó siendo una concentración masiva. Acampada Sol, configuró a lo largo de 28 días un verdadero ‘pueblo’, génesis y símbolo del movimiento 15M. Un ejemplo del uso y reapropiación de símbolos urbanos con la finalidad de protesta política, y un ejemplo práctico de experimentación política.
Con Libre te Quiero, Basilio Martín Patino regresa a la gran pantalla para retratar este movimiento ciudadano. El director, tras la proyección de la película en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, no dejaba de repetir “ha sido una película fácil, de esas que salen solas, no esperaba hacer más filmes [pero] la España actual estimula este tipo de películas”. Con un estilo sencillo, conducida como si de un mantra se tratase por el poema homónimo de Agustín García Calvo -musicalizado por Amancio Prada-, se deja llevar por la multitud y sus sonidos. Sin narrador o textos explicativos. Sin un guión preestablecido “no hay que inventar nada [sino] dejarse llevar por la emoción, ser testigo de la gente, de las historias apasionantes que se vivían en la plaza”. Como es habitual en su obra documental no busca imponer una verdad histórica sobre los acontecimientos, sino que busca una complicidad emocional. Un aspecto, que como refleja Bauman (2011), caracterizó en gran medida los primeros pasos del movimiento. Y a juzgar por la calurosa recepción del auditorio, el filme ha conseguido trasladar a la pantalla buena parte de la emoción de este momento histórico.
La película comienza al ritmo de las batucadas camino a la puerta del Sol, contemplando los rostros anónimos, los lemas de sus cánticos y pancartas, para continuar recorriendo la cotidianidad de la protesta, la vida en esta ciudad espontánea germinada en el centro de Madrid. El ambiente festivo de la protesta, los despertares, las asambleas, el paso del tiempo, los mecanismos de autoorganización, la reflexión colectiva o la siembra de una huerta improvisada. La película recoge las imágenes de violencia policial en la Plaça Catalunya de Barcelona, así como los gestos de solidaridad de los acampados. Su efecto de retroalimentación en los principios del movimiento frente al poder establecido. También recoge su extensión a otros puntos de España retratando la gran marcha que desde norte, sur, este y oeste de la península confluye en Madrid en el verano. Por último, las tareas de limpieza, el control policial, el levantamiento del campamento de Sol el domingo 12 de junio.
En Libre te quiero, Martín Patino registra la lucha por un espacio político -que deriva físico con la acampada- frente a las órdenes del gobierno y la ofensiva policial, las esperanzas de cambiar el sistema, la cotidianidad de la acampada, el conjunto de la experiencia. También, hasta cierto punto prestando atención a la ciudad de Madrid en su conjunto; en un momento de la película, la imagen de las luchas se ve recogida en las ventanas y en los televisores de los madrileños retratados en una sucesión de fotografías fijas que recogen la gran diversidad de sus habitantes. De este modo, añadiendo un nuevo episodio a su memoria cinematográfica de esta ciudad -de sus habitantes, de sus espacios, de sus luchas-, la película entronca con un elemento recurrente en su filmografía: la ciudad de Madrid como escenario.
Desde sus primeros trabajos Basilio Martín Patino ha sabido recoger la cotidianidad y las transformaciones de la urbe y sus habitantes. En Nueve Cartas a Berta (1966) -su primer largometraje- refleja a través del personaje de Lorenzo, la cultura (relativamente) cosmopolita de Madrid, en oposición al microcosmos ‘agobiante y aburrido’ de una ciudad de provincias como Salamanca (García Martínez, 2005:87). Dos años más tarde, elabora el documental Un paseo por los letreros de Madrid (1968), en la que recorre -y apoyado por una voz en off, describe- los rótulos de la ciudad y la historia de los lugares donde se ubican (García Martínez, 2005: 159). En 1981, el montaje videográfico Hombre y ciudad reflexiona sobre el urbanismo y la ordenación del territorio a través de la ciudad de Madrid -sus viviendas, sus descampados marginales o problemas como la congestión del tráfico. Especial atención merece la ficción ensayística Madrid (1987) en la que el realizador reflexiona sobre las huellas del pasado y su relación con el presente, la ciudad heroica de Madrid y memoria trágica de la guerra, y conectándolas con su presente: las manifestaciones contra la OTAN o la bulliciosa cultura madrileña.
En definitiva, con está película inesperada -diez años después de haber amenazado con dejar el cine- Martin Patino regresa, seguido por la intuición de que “Madrid está cambiando”, a “reflexionar sobre lo que es esta ciudad y, mucho más, sobre lo que podría ser”, actualizando su retrato filmográfico sobre la vida madrileña. Un pueblo que se manifiesta en cuanto “comunidad política”, con las mayorías sociales enfrentadas a las élites políticas y económicas (Errejón (2011:137)), que con Acampada Sol cobra fuerza en un sentido físico-espacial del ‘habitar’ de la plaza. Haciendo una lectura de la ciudad de Madrid a través de una mirada global a su obra, puede reconstruirse una memoria de la cultura del pueblo de Madrid, “por los problemas urbanísticos y sus repercusiones sobre las formas de vida de los habitantes de las ciudades” (García Martínez, 2005:160) y por las incesantes luchas de un pueblo “siempre libre” (Martín Patino, 1987). Con el retrato del 15-M, se transmite una voluntad de hacer perdurar un imaginario colectivo, en distintos contextos, del Madrid levantado e inconformista. Porque como cualquier memoria, como señala Lotman (1986:157), no funciona como un “depósito de información, sino como un mecanismo de regeneración de la misma”.
Por una parte “los símbolos que se guardan en la cultura llevan en sí información sobre los contextos, por otra para que esa información ‘se despierte’, el símbolo debe ser colocado en algún contexto contemporáneo”. Tras un recorrido amplio, en el que se rescata la defensa de lo público en Madrid, el símbolo que hoy activa esa memoria en Acampada Sol.
Ficha Técnica de la obra
NOMBRE: Libre Te Quiero
AÑO: 2012
DIRECCIÓN: Basilio Martín Patino
DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA: Alfonso Parra (AEC)
MONTAJE: Jorge Lacaci y Adoración G. Elipe
SONIDO Y MEZCLAS: Amin Ali Gago -Wildtrack
POST-PRODUCCIÓN Y EFECTOS DIGITALES: Alfonso Nieto – Evasión Mediterránea
PRODUCIDA POR: La Linterna Mágica
MÚSICA: Libre te quiero, de Amancio Prada
Duración: 60 minutos.
Referencias Bibliográficas
Bauman, Zygmunt (entrevistado por Vicente Verdú) (2011) El 15-M es emocional, le falta pensamiento. Diario El País, 17-10-2011. (http://politica.elpais.com/politica/2011/10/17/actualidad/1318808156_278372.html)
Errejón Galván, Iñigo. (2011) El 15-M como discurso contrahegemónico. En Encrucijadas: Revista Crítica de Ciencias Sociales, 2, pp. 120-145.
García Martínez, Alberto N. (2005) Realidad y representación en el cine de Basilio Martín Patino: montaje, falsificación, metaficción y ensayo. Tesis doctoral. Defendida en la Universidad de Navarra en septiembre de 2005.
Lotman, Iuri M. 1986. “La memoria de la cultura”, en La semiosfera II, Cátedra: Madrid. pp. 152-162.
Torreiro, Mirito y Heredero (1987) Entrevista a Basilio Martín Patino. En Dirigido por ,146, Madrid.
* David Prieto Serrano es licenciado en Sociología (Universidad de Salamanca) y miembro del consejo de redacción de la revista crítica de ciencias sociales Encrucijadas (http://www.encrucijadas.org/). Actualmente finalizando el máster en Sociología de la Población, el Territorio y las Migraciones (Universidad Complutense de Madrid).