Libros, archivos e investigadores
LDS: Tu trabajo como coleccionista también es reconocido. ¿Te ves como un historiador de la fotografía?
MP: Es mi faceta como productor de libros de fotografía, un área completamente distinta.
LDS: El libro como objeto tiene un significado muy importante en la comprensión de tu trabajo. Tienes más de 50 libros monográficos de tu obra. ¿Cómo entiendes el valor de la impresión y los datos frente al valor estético de la fotografía por si misma?
MP: A pesar de internet, la impresión sigue siendo importante principalmente por los libros. La gente aun siente un compromiso con la materialidad física del libro…
LDS: ¿El fetichismo del libro?
MP: Sí, exacto. Por supuesto que las mismas fotos las puedes ver en la Internet. Por otro lado, puedes tener exhibiciones “old fashioned”, donde efectivamente produces arte, objetos. Los que están a la venta, por supuesto…
PM: Probablemente es porque el rol de la fotografía ha cambiado, ¿no? Existen millones de datos y fotografías que jamás serán impresas.
MP: Por supuesto, mucho de lo que se fotografía no se imprime. Pero mucho de lo que yo hago si lo es. Quiero decir, Blurb [4], el proyecto de impresión de libros personales, produce, por sí solo, más de un millón de libros impresos al año.
LDS: En ese contexto, ¿qué opinas del rol como documento histórico que el libro de fotografía podría tener?
MP: Bueno, hay un legado obviamente. Construye archivo.
LDS: ¿Piensas en la interpretación futura de tus fotos como documento histórico?
MP: No pienso acerca de eso, yo sólo hago los libros. Ofrezco el libro y espero encontrar una audiencia en distintas plataformas.
PM: Pero tus libros sobre personas y sus prácticas son, al fin y al cabo, un punto de vista específico que va a ser visto e interpretado en el futuro…
MP: Sí, pero verlo así no me convence… No toda la gente ve los libros en términos de la reacción de la audiencia. Obviamente es importante saber cuanta gente los compra, pero no nos olvidemos que estamos hablando de una audiencia de elite, ¿no? Es decir, si imprimo 2000 o 3000 ejemplares, ya es un gran logro. Yo he vendido más que eso en una edición, con distintos proyectos. Con Parr World (2008) he vendido 150.000 ejemplares, con Martin Parr (2007) tengo 38.000 ejemplares. Pero, por favor, ¡no quiero ser pretencioso! ¡Esto es nada más que una verdadera actividad de elite! Y lo digo a pesar que me gusta traer la fotografía a audiencias más amplias, mostrar mi trabajo en distintos lugares.
LDS: ¿Qué opinas de la reciente criminalización de la toma de fotografías en el Reino Unido?
MP: ¿Criminalización? Bueno, la verdad es que no ha ocurrido realmente. Es mucho más criminalizado en Francia. En el Reino Unido todavía tienes la libertad de imprimir lo que quieras. Ocasionalmente la policía se pone un poco más pesada porque pueden detener a un fotógrafo bajo la excusa terrorista, pero se ha calmado recientemente.
LDS: En paralelo a lo que nos dices está la masividad de los dispositivos de CNTV en Londres. Hemos sabido que en algunos lugares la policía te hace saber la prohibición de fotografiar lugares. ¿Ha sido esto una limitante en tu trabajo?
MP: No para mi. En general no tiendo a ir a ningún lugar que tengan alguna asociación con el terrorismo. El único llamado de atención que he tenido es cuando persigo niños. Los padres se ponen paranoicos y, ocasionalmente, llaman a la policía.
LDS: ¿Crees que estas nuevas restricciones pueden eventualmente contribuir en una transformación de tu trabajo y de la practica fotográfica en general?
MP: Posiblemente. Supongo que simplemente no sabemos, no tenemos idea donde nos van a llevar. Yo sé que en Francia están tratando de relajar las leyes ahora, pero no hay nada decidido.
LDS: Tu fotografía es eminentemente intrusiva, buscas retratar situaciones, prácticas privadas. ¿Cómo te aproximas a un sujeto en los lugares que no son públicos?
MP: Claramente, si voy a fotografiar en un mall o en un supermercado, trato de tener un permiso. No me importa que me echen; de hecho, siempre terminan pidiéndome que me vaya de algunos lugares. Como en los McDonald’s. Tu nunca obtienes permisos para fotografiar McDonald’s, es siempre imposible.
PM: Pero tú tienes algunas fotos de McDonald’s…
MP: ¡Sí! ¡Es un muy buen objeto de estudio! Debería fotografiar McDonalds en todas partes del mundo, sería bastante chistoso. Podría encontrar muchas diferencias, al igual que en las playas.
LDS: Tú has mantenido ciertos temas por más de veinte años. Como las playas, los lugares de consumo. ¿Cómo ves la transformación de estos espacios durante ese tiempo?
MP: Bueno, principalmente el cambio que posibilita la tecnología. Mira estas fotos digitales [señalando un par de la Fashion Week de Moscú]. Tienes más control del resultado final, especialmente de noche. Es mucho más fácil hoy. Aunque en realidad, yo solo fotografío, fotografío todo, cualquier cosa, en cualquier lugar, con cualquier cámara. Cualquier cosa que yo quiera. Lo bueno de lo digital es que me deja ver más rápido el resultado que estoy buscando.
LDS: Existe un trabajo tuyo que nos llamó mucho la atención: Black Country Stories. Tenías que elegir sólo 25 fotografías, pero expusiste al público todas las otras tomas, una cantidad enorme que no quedaron publicadas en el libro.
MP: Bueno, si lo ves desde el mundo de la fotografía digital, éste es uno de los beneficios, ya que produces un archivo y luego puedes seleccionar, desde distintos criterios, cuales son las mejores fotografías, que no necesariamente son las que tienen la mejor información.
LDS: En cuanto a ese mismo trabajo de lectura, ¿has sido invitado o te interesaría trabajar en proyectos donde tus fotografías sean material de estudios, más ligados quizás desde la sociología o la antropología?
MP: Hay siempre investigadores escribiendo sobre mi trabajo. Algunos están haciendo maestrías o doctorados. Generalmente me contactan cinco estudiantes a la semana para entrevistarme, lo cual no puedo hacer, porque de lo contrario no terminaría nada. La gente me escribe y respondo en lo que creo que puedo ayudar. Hay textos muy críticos escritos sobre mi: a la gente le encanta señalarme. Académicos como tú aman hacer eso. Los hace creer que los mantiene vigentes. Sobretodo decir cuán políticamente incorrecto es mi trabajo.
LDS: Yo no creo que sea políticamente incorrecto. Más bien lo considero honesto, cómicamente honesto. Lo veo como un material con el que se puede trabajar también, socialmente hablando.
MP: Estoy bastante feliz de mantener a tantos académicos vivos y cómodos, darles la posibilidad de criticarme, ¡Me gusta! Es bueno que la gente te preste atención, ¡es mejor a que te ignoren!