INV 2009

París al timo

Natalie Sève

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París entra, en la respiración.

Se alberga por debajo de la piel, entrometido como un visitante imprevisto, que al recibirlo embriaga con un relato cantado. Sus voces cogen ritmo entre ellas y se afinan en un solo tono pardo. La suavidad de esa pura voz se presiente por las esquinas dobladas, mientras que a los ojos salta fugaz el verde desde las copas de los árboles y en los pastos que suelen alfombrar el paso.

Andando por calles que me parecen sabidas me fascino con su espacio ancho, pleno de escape, de fuerza intacta mantenida en el tiempo, como los diez mil rostros que aloja el Louvre. Respirando otra vez más fuerte la ciudad, puedo oler su célula franca, el germen druida que estalla en sus habitantes al sentir las flores, al sonreír con confianza a los cuervos que hacen de bardos de un París moderno, salpicado también por el miedo del mundo, al que después de un rato le saca la lengua con encanto.

Veo papeles asumidos con gracia, mujeres alegres de ponerse en el rostro un rol de amante, mientras se abrazan a los años de pareja sin pudor en plena calle. Un hombre se deja ser padre alegre, gozando de su hijo sin mirar la incertidumbre… y lo sé, me he ceñido al cuello de Paris mareada con su luz cambiante, tomando una corta aventura de tres días como el total de conocer a un hombre, impregnándome por sus virtudes que guardan sombras imprevistas. Pero es que me he dejado sentir sus formas sin reparos, tapándome la boca hipnotizada al pie de la torre Eiffel, tocando El Pensador de Rodin sin que nadie más que mis dedos lo notaran, fotografiándole a Napoleón las lágrimas negras en el Arco de Triunfo, tomando vino franco a destajo, dejándome mirar por ojos que alaban y alabando ojos que contienen mi historia, pareciéndome a los que soy y a los que no, admirando bellas muecas de humano que brotan entre prostitutas, guardias y vendedores, sin que todavía me llegue a salir al paso la antigua capital hostil que algunos conocen.

Muda, parezco hacerme pasar por una de ellos. En ese silencio que se respira, andando junto al resto en un vagón de metro, entra París de nuevo, tomando la vía de la sangre subterránea. Muda, sostenida por la ciudad de la voz y las luces. Muda, pareciera que soy sólo una más de vuelta.

Figura 1.

Figura 2.

Figura 3.

Figura 4.

Figura 5.

Figura 6.

Esta instantánea fue publicada originalmente en el número 9 de nuestra revista, en el invierno de 2009, en co-edición con Universidad Nacional Andrés Bello UNAB. URL: [http://www.bifurcaciones.cl/009/Paris.htm].

Natalie Sève es comunicadora audiovisual y escritora chileno-francesa. Actualmente reside en Barcelona. URL: [www.natalieseve.blogspot.com]