Resumen
En nuestra sección de entrevistas siempre nos hemos preocupado de combinar conversaciones con distintos tipos de actores: académicos, músicos, cineastas y escritores cuyas obras cumplen un rol central en reflexionar, producir y reproducir imaginarios urbanos. Ampliando el espectro, hoy arrancamos con una nueva serie de entrevistas a trendsetters: personas cuyo trabajo cumple un rol particular en producir pautas de consumo urbano y concepciones de “gusto legítimo”. Hablamos, entre otros, de decanos y directores de escuelas, editores de revistas urbanas y de decoración, administradores de sitios web y curadores de museos.
Paula Veliz, editora del semanario Vivienda & Decoración (V&D) del diario El Mercurio [1] de Santiago, es la primera entrevistada de esta nueva serie. Ella nos abrió las puertas de su oficina para conversar sobre cómo se construye los conceptos de belleza, estilo y moda en medios de comunicación dirigidos a la alta sociedad chilena.
Tomás Ariztía (TA): Paula, por qué no empiezas contándonos cuál es el público objetivo de la revista. ¿Quién la lee?
Paula Véliz (PV): El público que lee la revista son personas de 25 años para arriba, no es gente demasiado joven. Principalmente son mujeres -te estoy diciendo como los datos objetivos de los estudios-, es público ABC1, C2; o sea un público masivo. También hombres, pero la mayoría son mujeres. Es un público que tiene alguna sensibilidad con el diseño, con la arquitectura, pero no es un público especializado en eso.
TA: Tensionando lo anterior: uno muchas veces, cuando trabaja, también imagina un público al cual le quiere hablar. ¿En qué piensas tú cuando haces la revista? ¿A quién le haces la revista? ¿A quién te estás imaginando?
PV: Yo siempre pienso -eso es parte del respeto que uno le tiene a la gente que lee- que es un público culto, con una sensibilidad con el arte, el diseño y la arquitectura. Una audiencia que quiere saber más, que le interesa informarse en esas materias y que cree en lo que uno publica; que se basa en lo que uno publica para formar su gusto. Yo creo que es un público que mira muchas revistas de arquitectura, de diseño, de decoración.
Liliana De Simone (LDS): ¿Tú crees que la revista puede tener también un rol formativo?
PV: Ah, sí, por supuesto.
LDS: ¿Como de enseñar como los buenos ejemplos?
PV: Yo creo que sí, de todas maneras. En el tema del patrimonio sobretodo y en muchos otros aspectos. De hecho, yo sé que la revista es un referente en las escuelas de diseño, en las escuelas de arquitectura. Se discuten los temas que salen publicados en la revista. Algunos profesores hacen leer a sus alumnos esos temas. Entonces, yo siento que sí, en gran parte tiene un rol bastante educativo. Pero no educativo en el sentido académico, sino que en educativo en el sentido de sensibilizar a la gente con temas que a lo mejor no le eran habituales hasta hace un tiempo atrás.
LDS: Ustedes siempre han guardado una parte importante de la revista para columnas de académicos reconocidos, arquitectos relevantes, directores de carrera. Eso también tiene contenido un statement, ¿no?
PV: Bueno, claro. Yo creo que todas las revistas tienen que tener eso. Porque es lo que les da un peso más específico. Ahora nosotros tenemos solamente a dos, que son arquitectos y escriben permanentemente. Ya no tenemos rotación de columnistas.
LDS: Y ambos, Gray y Klotz, tienen un enfoque más bien crítico hacia la ciudad.
PV: Más Sebastián que Matías. Matías trata en sus columnas de resaltar espacios que no necesariamente son arquitectónicos y que le parecen rescatables dentro de la ciudad.
TA: Ambos, Sebastián y Matías, son académicos. Colgándome de eso, ¿qué opinas de la formación que se está impartiendo en las universidades? ¿Qué tipo de ciudad se está enseñando a pensar, a planificar?
PV: Bueno, a criterio de cualquier persona –no solamente en arquitectura sino que en todas las carreras- hay demasiados profesionales para las necesidades que hay en el país. Eso a mí me hace sospechar que no todas las carreras son de la misma calidad. No conozco los currículum de ciertas universidades, por lo tanto no sé. Conozco a los directores de algunas de las carreras y me parece que el nivel no es parejo. No existe un nivel que uno diga ‘podemos sospechar que de aquí a veinte años vamos a tener un nivel de arquitectura parejo en todos los alumnos que salen las carreras’. No creo.
TA: Más allá de toda la polémica que se armó con Cristián Boza y la forma en que se expresó ¿Te parece que su punto de vista era válido con respecto a la calidad de la formación?
PV: Es que yo no estoy de acuerdo con Boza [2], no solamente en la forma en que él se expresó, sino tampoco en el fondo. Él asocia la baja calidad de sus alumnos al nivel socioeconómico del que ellos provienen. En eso no estoy de acuerdo, porque uno ve intelectuales valiosísimos que no vienen del ABC1; no tiene que ver con eso, más bien está relacionado con la calidad de la educación que se está impartiendo en los colegios. Ahora, si esas universidades que tienen su interés en el lucro aceptan alumnos de bajo nivel, no es que estén aceptando alumnos de sectores que no son ABC1, sino que simplemente vienen de colegios en los que no los han preparado académicamente lo suficiente como para estar en la universidad. ¿Se entiende la diferencia? No tiene que ver con el nivel socioeconómico. Boza relacionó la calidad de los estudiantes con su nivel socioeconómico y eso es un error.
LDS: Relacionó el gusto, el gusto estético del que carecían.
PV: Sí, pero también dice que en el fondo son de bajo nivel académico porque son hijos de camioneros, bueno dijo que otras cosas más que no se publicaron en la entrevista [risas].
TA: Le hiciste un favor, lo ayudaste.
PV: Lo suavizamos un poco. Él nunca nos desmintió, de hecho, nunca dijo ‘me tergiversaron, me pusieron aquí, me pusieron allá’ porque él sabía que además teníamos la entrevista completa y que podíamos publicarla también.
TA: Saliéndonos del caso Boza, qué opinas del rol que le caen a estos profesionales de gran trayectoria y formación -como él mismo se ha encargado de proclamar-, que viajan por el mundo y se plantan como eminencias, frente a otros profesionales que han tenido menos oportunidades de formación…
PV: Bueno, yo cito a Alejandro Aravena, que es un arquitecto que dice de sí mismo que es producto de la meritocracia; que él no proviene de una familia que tuvo oportunidades de viajar. Y es un excelente arquitecto, y es uno de los mejores arquitectos que hay. Entonces, no estoy de acuerdo. O sea, supongo que la universidad es la que tiene que dar al profesional esas herramientas o esos elementos para que él pueda ponerse al mismo nivel que otro que quizá las tenía ya desde antes de entrar a la universidad. El problema es que cuando el nivel educacional no es parejo, ahí hay un problema más profundo, que tiene que ver con la educación que recibe la gente. Está más allá de la cantidad de viajes que las personas han podido hacer. Yo creo que eso perfectamente puede desarrollarse como parte de la formación universitaria.
LA TRASTIENDA DE V&D
TA: Entrando a la revista misma, cuéntame, ¿cómo se producen los números de Vivienda y Decoración? ¿Cómo se eligen los contenidos que van publicados semana a semana?
PV: Bueno, existe un perfil de la revista que ha sido construido en el tiempo, al cual nosotros tenemos que responder en todos los números. Ese perfil tiene que ver, en primer lugar, con la decoración, que es su columna vertebral. Con la estética, la ciudad y todo lo que gira alrededor de eso, ¿te fijas?. Los contenidos siempre tienen que tener decoración, arquitectura, patrimonio y todo los que gira en torno a ellos, que es diseño, paisajismo y urbanismo. Esta es una revista especializada, en cierta manera, pero a la vez masiva; su vocación es totalmente masiva. Nosotros no pretendemos ser una revista ni para arquitectos ni para diseñadores, sino que para todo público. Entonces, en el fondo lo que hacemos es, desde un punto de vista periodístico, entregarle estos contenidos a la gente.
TA: ¿Y cómo se logra eso?
PV: Hay un staff que está conformado por periodistas, productoras, una coordinadora, un editor. Y con ese staff nos vamos reuniendo una o dos veces a la semana, cada uno aporta sus ideas y armamos una pauta que tiene que tener todo esto que te dije antes.
TA: Sus componentes previos…
PV: Exactamente. O sea, salvo que tengamos una edición especial, que en el año son seis u ocho, no hacemos un número sólo de decoración, sólo de arquitectura o sólo de paisajismo. Y bueno, el componente más importante de esta revista es que no se vende en kioscos, por lo tanto es una revista que tiene que tener noticias; tiene que tener un contenido principalmente periodístico. Es una revista que va con un diario. No es una revista sólo para mirar o de colección, sino que tiene que seguir la vocación que tiene el medio donde la revista está: un medio que se nutre principalmente de la contingencia.
TA: Algo que me llama mucho la atención es que la revista instala semanalmente ciertos lugares: ciertas casas, define ciertos espacios que hace visibles. De uno u otro modo, los resalta. ¿Cómo eligen esos lugares, cómo se hace la selección de estas casas? ¿Cuáles son los criterios que ocupan?
PV: El primer criterio es el periodístico: qué es lo noticioso. Hay ciertos lugares que aparecen porque hay alguna contingencia que los hace aparecer, como por ejemplo un edificio nuevo o una casa, una obra que ganó un concurso. Y hay otras cosas que son como más de ‘estética’, en el fondo. Esas se eligen de acuerdo al criterio periodístico de la revista. Hay un perfil de la revista en que vamos mezclando lo moderno -por decirlo de alguna manera- con lo más patrimonial, más antiguas, del pasado. Pero siempre rescatando cosas que tengan algún valor arquitectónico o que entreguen algún aporte a la gente que lo ve, ¿Te fijas? No todas las casas que uno recibe las publica, no todas las obras de arquitectura se publican. Hay un comité que selecciona de acuerdo al perfil de la revista… Es bien difícil definir el perfil de una revista. Pero V&D no es sólo una revista moderna ni tampoco una revista de cosas contemporáneas, es una mezcla entre todo eso. ¡Es una mezcla como estética!
LDS: ¿Cómo llegan las casas? ¿Reciben propuestas de casas para publicar?
PV: Sí, muchas…
TA: ¿Cómo es ese mecanismo? ¿Puedo yo proponer mi casa por ejemplo?
PV: Claro, por supuesto. Nosotros tenemos comunicación permanente con los arquitectos, diseñadores y decoradores; ellos nos mandan propuestas que nosotros vemos y seleccionamos. Y por otro lado, tenemos un equipo de productoras que está siempre buscando lugares que publicar. Ellas van a ver esos lugares, los fotografían con una cámara digital y después se someten a una decisión: si sale o no publicado. Eso también tiene que ver con la actualidad, con la novedad, con el valor estético del lugar, con el valor arquitectónico, con si es un rescate patrimonial o no lo es. Y también está vinculado con los temas que uno está preparando. De repente hay una revista dedicada a un barrio o a un tema de arquitectura específico, entonces vamos seleccionando y encajando esos temas.
TA: Entonces tienen algo como un archivo al que pueden después volver y decir ‘ahora vamos a levantar esta casa que no la tomamos antes, porque no entraba en el número’.
PV: Sí, a veces hacemos eso que hablas. Guardamos temas, como te decía recién. A veces una casa por sí sola no tiene el valor suficiente para aparecer como única dentro de una pauta, pero sí puede cobrar sentido publicarla dentro de un contexto. Cuando tú dices por ejemplo, “casas ‘Ley Pereira’ [3], bueno,a lo mejor una casa Ley Pereirapor sí sola no tiene tanto valor estético o arquitectónico, pero, de repente si hay un reportaje donde mostramos barrios con casas Ley Pereira, ahí encaja poner esa casa, ¿ves? Siempre estamos teniendo un ‘banco de datos’, por así decirlo.
TA: ¿Y qué pasa cuando seleccionan personas en vez de casas? La casa de alguien particular, un escritor, por ejemplo.
PV: En esos casos generalmente prima el valor de la decoración, es decir, su valor estético y arquitectónico. A veces también tenemos reportajes en los que decimos ‘bueno, a ver, nos gustaría ver cómo son las bibliotecas de los escritores’ y ahí ya prima un poco más la persona y cuán conocido es, si es tan bonito. Y ahí ya producimos un poco más, o sea, también hay un trabajo de producción en muchos lugares.
TA: ¿Cómo definirías, a partir de tu experiencia, que una casa tiene el valor y es ‘apropiada’? ¿Hay ciertos principios o criterios de valoración que te dicen ‘mira, esta es una casa que vale la pena’?
PV: Bueno, es bien difícil definirlo, pero en general son casas que visualmente te aportan algún contenido, ya sea, por ejemplo, porque son distintas al promedio de las casas que uno ve en Chile, o en Santiago más que nada. La gente, la persona que vive ahí, le puso un valor especial en lo personal; hizo un aporte, la casa tiene una personalidad. Arquitectónicamente sale un poco de la media y se la jugó por hacer algo distinto. En el fondo, es porque aporta una novedad dentro de lo que uno ya ha visto. Dentro de todo el panorama que hay de casas, igual es difícil elegir, no es una cosa tan sencilla de definir. Cada casa tiene un valor distinto y a veces uno dice ‘a ver, esta casa no es tan linda, como en términos convencionales de lo que es lindo, pero es entretenida, es jugada, es novedosa’.
LDS: ¿Ahí tienen un equipo para tomar esas decisiones? ¿Se mueven como comité periodístico?
PV: En general esa decisión se toma entre una periodista, yo, y las productoras, pues ellas son las que al final van con el fotógrafo a tomar las fotos de las casas. Ellas son las que saben cuánto material tiene.
TA: O sea, las productoras son clave en la selección…
PV: Sí, sí, son bastante clave. Más en los temas que tienen que ver con decoración que otras cosas.
TA: ¿Es un cuerpo estable de productoras o hay un cuerpo amplio de ‘recomendadores’?
PV: No, no hay. Las productoras son tres y son estables. En general trabajamos con ellas. Ellas son, te podría decir, como el ‘ojo de la revista afuera’. O sea, ellas saben perfectamente cuál es el criterio de selección: van y buscan los lugares con ese criterio. Van y vienen y me dicen ‘este lugar vale la pena, este no vale la pena’.
TA: Claro, son un primer filtro además, ¿o no?
PV: Exactamente.
TA: ¿Ellas son periodistas o arquitectas?
PV: No, ellas son diseñadoras. O sea, una estudió publicidad, la otra estudió diseño, pero no son periodistas.
TA: Prima más el criterio estético…
PV: Sí, claro. Pero también, en el fondo, esa es una parte del trabajo de la revista. En la revista intentamos no solamente presentar cosas desde el punto de vista estético, también tienen contenido. ¿Te fijas?, es muy importante. Contenido periodístico, quiero decir, en relación a otras revistas de decoración en que no importa tanto el texto. En esta revista sí importa el texto. Una buena revista debiera tener una buena pauta, un buen perfil, un buen reportaje. No es solamente pura cosa visual. Se supone que tiene que tener contenido periodístico y eso es lo que diferencia a V&D de las otras revistas que se venden en los kioscos y de las que son puramente de decoración.
LO PATRIMONIAL Y LO URBANO
LDS: ¿Aquí está lo que llamas ‘contingente’? ¿Hay una labor, a tu juicio, que tiene que ver con lo urbano en cuanto al rescate de lo contingente?
PV: Bueno, yo creo que ha sido poner ese tema en la opinión pública, porque hace un tiempo no existía… Quizás en el ámbito académico se hablaba mucho de eso, se discutía y todo, pero en el ámbito más de la gente común y corriente de la calle no se sabía mucho de patrimonio. Ahora tú ves que hay asociaciones de defensa de barrio, hay asociaciones de vecinos, gente que está preocupada de defender y de proteger su barrio, su calle, su manzana. Hay mucho más conocimiento y creo que en parte ha sido por la labor de la prensa en general. Esa es una parte de la labor de la revista.
TA: ¿Que entienden ustedes por ‘defensa del patrimonio’? ¿Hacer un registro de cosas que creen que van a desaparecer? ¿Cómo van distinguiendo aquello ‘patrimonial’?
PV: Yo creo que, en el fondo, es defensa. Ahora, si tú te refieres a polemizar sobre ciertas obras que debieran conservarse o no, no es mucho nuestra labor. Para nosotros, la labor es la puesta en valor y decir ‘miren’.
LDS: La presentación del caso…
PV: Claro, algo como ‘miren esto que existe aquí en la ciudad, en tal parte, y que nadie se ha dado cuenta que tiene un valor’. Lo que sale en la revista es lo que nosotros consideramos, desde ya, valioso. Lo que no consideramos valioso no lo publicamos simplemente. O sea, no tenemos una labor de denuncia, por decirlo de alguna manera. O sea, como decir, “esto es feo”.
LDS: ¿Y ‘esto se está deteriorando’?
PV: Eso lo hacen los blogs. Los columnistas que tienen su columna estable, esa es la labor de los arquitectos que escriben.
TA: Y respecto al patrimonio, ¿Operan igual que respecto a la selección de una casa? O sea, tienen a las productoras, de repente dicen ‘mira, ¿por qué no ponemos en valor tal edificio que está perdido?’
PV: Sí, ahí es más un criterio periodístico. Ahí vemos más el contenido en el fondo. ¿De qué época es el edificio? ¿Qué se está haciendo? ¿Hay alguna acción asociada a ese edificio?
TA: Cambiando un poco de tema, te queríamos hablar de la localización en la ciudad, ¿Tienen ustedes algún criterio editorial geográfico? Por ejemplo, ¿les interesa que la revista capture lo que está pasando en algún lugar del país?
PV: Sí, en general, lamentablemente nos centramos más en Santiago. Igual tratamos de hacer algunos especiales de otros lugares en el año. Uno en el norte, más en el sur, pero en general todo se centra en Santiago, que es lo que tenemos más a la mano. También recibimos colaboraciones externas de gente que está fuera. De Argentina, Italia, Francia, Estados Unidos. Recibimos colaboraciones porque, claro, aquí no es suficiente la cantidad de temas como para llenar toda las semanas una revista de cien páginas.
TA: En base a tu experiencia en la revista, ¿Por qué crees que el norte y el sur se hace difícil?
PV: Es por un tema práctico y es porque tampoco está tan desarrollada la arquitectura y la decoración fuera de Santiago. Está más ‘en pañales’.
TA: Me llama la atención que cuando aparecen los temas urbanos, generalmente se habla de Santiago, y cuando se habla de lo rural o regional, es la playa o son casas de segunda residencia. Quizás me lo respondiste en una pregunta anterior, pero quería preguntarte por la ciudad intermedia u otros espacios urbanos patrimoniales. Del “Sur” por ejemplo, la arquitectura alemana o en fin, miles de lugares. ¿Cómo les dan cobertura?
PV: Hemos hecho algunos temas sobre eso, pero en general, el motivo de “hacer arquitectura” fuera de Santiago son segundas casas. La gente recurre a los arquitectos, según mi experiencia, para hacerse una segunda casa. Por eso es que las casas que mostramos, que en general nos llegan por las oficinas de arquitectura, son segundas casas.
TA: ¿También les llegan casas por las oficinas de arquitectura y estudios de diseño? ¿Quieren ‘levantar’ su trabajo?
PV: ¡Obvio!. Hay muchas. Existen ciertas oficinas de arquitectura a las que llamamos frecuentemente. Les llamamos para preguntarle si tienen alguna cosa nueva y que nos mandan la foto y ahí evaluamos. Ahora con Internet estamos mirando todo el tiempo, porque tiene la instantaneidad que nosotros no podemos tener al no ser ‘diarios’, porque somos una vez a la semana. Ahí nos vamos informando de qué cosas nuevas se están haciendo y vamos seleccionando. Nuestras fuente son las oficinas de arquitectura, las de diseño. Ellos nos nutren de información. Ahora, lo que tú me preguntabas sobre los especiales de ciertas zonas, sí, lo hemos hecho. Pero en provincia no hay un desarrollo arquitectónico tan importante como en Santiago como para poder tener una columna fija, con algo todas las semanas de afuera. Pero sí es un tema que sabemos que se necesita desarrollar un poco más.
TA: ¿Cómo crees tú que ha ido cambiando la forma en que se muestran las casas, la decoración y arquitectura, en la trayectoria de la revista,? ¿Ha habido un cambio? ¿Tú percibes que hay una valoración distinta en estos 20 o 30 años?
PV: Sí, ha cambiado montones. Yo creo que, de partida, la arquitectura chilena está a nivel internacional. Muchas veces nosotros rescatamos cosas que ya han sido publicadas fuera de Chile de arquitectos nacionales. La gente tiene, por lo mismo, mucha mayor sensibilidad a la buena arquitectura que antes, el público en general, el público que lee, sabe mucho mejor qué es buena arquitectura y cuál no tiene buen nivel. Creo que hay mayor cultura sobre eso. La gente también está más preocupada de la decoración que hace veinte años atrás. Bueno, eso es como de perogrullo. Antes, la casa de uno, yo por lo menos cuando era chica, que soy mucho más grande que ustedes, uno tenía una decoración y esa decoración nunca cambiaba. Ahora existe un nivel de poder adquisitivo y las cosas están mucho más al alcance de la gente, entonces las decoraciones van cambiando. Eso te demuestra que, una misma casa por ejemplo, nosotros la podemos fotografiar tres veces porque la misma familia, el mismo dueño, se cambió a otra cosa y su decoración es completamente distinta.
TA: ¿Les ha pasado eso? ¿Tienen ‘regalones’?
PV: Nos ha pasado que hay gente a la que le hemos publicado todas sus casas.
TA: ¿Por qué pasa eso? ¿Son decoradores o es gente que tiene muy buen gusto?
PV: Porque es gente que tiene muy…, bueno, pueden ser decoradores, pero generalmente es porque están ligados al arte y la estética y sus casas reflejan esa preocupación especial. Sabemos que la casa que tiene aquí en Santiago y la que tiene allá en el campo son siempre interesantes. Nos ha pasado, nos pasa frecuentemente.
TA: Cambiando un poco de tema ¿qué control tienen ustedes sobre la publicidad? Me refiero a la que se incorpora a la revista. ¿Qué rango de acción tienen para seleccionar qué publicidades se agregan?
PV: Ningún control y ningún rango de acción [risas]. Pero eso tiene su lado bueno y su lado malo, en todo caso. El lado malo es que uno, si estéticamente quisiera y pudiera tener un control, sería más linda la revista. Porque a veces la publicidad atenta contra la estética de la revista. Pero también tiene su lado positivo, porque en el fondo a nosotros nos independiza de nuestros avisadores. No todas las revistas funcionan de esa manera: las de kiosco a veces no funcionan así y tienen un cierto compromiso con sus avisadores. Nosotros no tenemos ningún compromiso con nuestros avisadores ni tenemos porqué publicar algo que esté fuera de nuestra pauta periodística y del criterio editorial de la revista. Lo que quiero decir es que no porqué “X” empresa constructora avise en la revista, nosotros tenemos obligación de publicar un proyecto de esa empresa. Esa separación nos permite ser totalmente objetivos con relación a los temas que nosotros seleccionamos para publicar.
Ahora, lo ideal sería que pudiéramos seleccionar cuáles son los proyectos o cuáles son las inmobiliarias que nos gustaría que avisaran. Pero eso, en términos de funcionamiento de una revista, es imposible.
TA: Pero para mi, como lector, parte importante de los contenidos publicitarios de esta revista, y otras también, son de inmobiliarias, de grandes inmobiliarias, de edificios. Entonces, quería preguntarte sobre tu opinión respecto a la tensión existente, si es que la hay, entre el patrimonio arquitectónico que ustedes intentan visibilizar y el tipo de ciudad que están construyendo las inmobiliarias. ¿Qué opinión tienes del rol de las inmobiliarias hoy en el ‘hacer ciudad’?
PV: Bueno, yo creo que gracias a estos contenidos ha cambiado un poco el criterio en las inmobiliarias. No digo que mucho, pero sí un poco. Hay ejemplos. Recientemente publicamos un ejemplo de una inmobiliaria que hizo un rescate en el barrio Yungay o Brasil, no recuerdo exactamente cuál de esos dos. En un edificio patrimonial desarrolló unos lofts. Y bueno, agregó un valor para poder venderlos a un precio razonable, porque son lugares que están carísimos. Yo creo que existe cierta sensibilidad de parte de las inmobiliarias respecto a que sus proyectos ya son parte del ‘paisaje público’. La gente tiene una opinión respecto de lo que es valioso y lo que no, de lo que está siendo un aporte a la ciudad y lo que no.
Creo que el rol de las inmobiliarias es fundamental; también encuentro que ese rol está un poco, eh, como que los arquitectos le echan mucho la culpa a las inmobiliarias y les atribuyen casi toda la responsabilidad. Yo creo que, en gran parte, la responsabilidad es de los arquitectos. Porque desde el punto de vista de uno como periodista, uno ve que hay arquitectos que, con las mismas condiciones, han podido hacer cosas valiosas y que aportan algo a la ciudad y otros que hacen simplemente lo que sus clientes les piden, aunque no sea tan bueno. Allí hay también un rol de los arquitectos.
Si uno va a visitar la exposición que hay en el GAM en este minuto (Blanca Montaña), que es como el resumen de la mejor arquitectura en Chile, y tú dices ‘a ver, si aquí en Chile hay arquitectura tan bonita, si los arquitectos son capaces de hacer esto, ¿por qué cuando yo salgo a la calle no veo esto, veo algo completamente distinto?’
TA: ¿Y eso por qué crees que pasa?
PV: Yo creo que los arquitectos no aportan como debieran a las políticas públicas de ‘hacer ciudad’. Porque se hace arquitectura privada y la arquitectura privada es de excelente calidad. La arquitectura pública es la que es de mala calidad.
TA: Con arquitectura privada te refieres, sobre todo, a casas.
PV: A un encargo. Los encargos que los arquitectos resuelven con un cliente dan como resultado obras que se publican en revistas internacionales, que participan en exposiciones, que afuera son merecedoras de premios a sus arquitectos. Pero resulta que las cosas que la gente ve: los edificios, las oficinas, las mismas calles, no obedecen a ese nivel de arquitectura que se supone que Chile tiene. Entonces, hay un problema de políticas públicas y que los arquitectos se la jueguen un poco más en ese ámbito.
LDS: Interesante. Ahí se vuelve relevante la distinción de que un arquitecto no es necesariamente un urbanista. Gracias, Paula.
PV: No, gracias a ustedes.
* La entrevista fue realizada a mediados de Agosto, en las dependencias de la revista Vivienda & Decoración del diario El Mercurio.
** Tomás Ariztía, el entrevistador invitado, es Doctor en Sociología (London School of Economics and Political Science), Profesor Asistente de la Escuela de Sociología y el ICSO de la Universidad Diego Portales. Sus temas de interés se han centrado en sociología del consumo y cultura material, sociología de la vida económica y metodologías cualitativas de investigación.
[1] El semanario Vivienda & Decoración aparece todos los días sábado junto al diario El Mercurio de Santiago. Por más de treinta años se ha dedicado a proponer miradas sobre arquitectura, diseño, decoración y paisajismo, tanto de proyectos nacionales como internacionales. Como el resto del diario, su público lector mayoritariamente pertenece a la clase alta de la sociedad chilena.
[2] Para entender más del caso Boza, vale la pena leer las columnas escritas por Guillermo Machuca (Craso error (o arquitectura para hijos de camioneros)) y Leonardo Sanhueza (Arquitectos y Camioneros), publicadas en The Clinic y Las Últimas Noticias, respectivamente.
[3] Ley Pereira hace referenci a una normativa promulgada en 1948, utilizada hasta comienzos de la década del ’60, con el fin de construir viviendas para la clase media. Vía exenciones tributarias, se esperaba desarrollar un mercado inmobiliario para estos sectores. En la actualidad esas viviendas, la mayoría ubicada en el cono de alta renta capitalino, son de alto interés para hogares de altos ingresos, tanto por su calidad constructiva y arquitectura, como por su localización.