009
INV 2009

Postales desde Roma

Patricia Faccioli y Giuseppe Losacco

Artículo | Revista

Resumen

Este artículo presenta las primeras observaciones derivadas de un proyecto de investigación visual centrado en la técnica de la "creación subjetiva de imágenes". Los sujetos de la investigación son estudiantes estadounidenses que pasan un semestre en Italia, enfrentando valores culturales y vida cotidiana diferentes, en un contexto urbano donde lo global, local y "glocal" se entrelazan, incrementando aun más la complejidad que deben decodificar. A la base del proyecto se encuentran las siguientes preguntas: 1. ¿Hasta qué punto las dimensiones visuales de la vida social urbana llevan a los forasteros a conocer e interpretar la cultural extraña? 2. ¿Hasta qué punto los estereotipos culturales juegan un papel crucial en tal conocimiento e interpretación? Tratándose de un trabajo en curso, un análisis preliminar de las imágenes realizadas por los estudiantes nos permite discutir estos tópicos.

Palabras Claves

Globalización urbana, estereotipos culturales, cultura visual, sociología visual.

Abstract

This paper presents the first "insights" arising from an image-based research project focused on the 'subjective image making' technique. The subjects of the research are some American students spending a semester in Italy and facing different cultural values and everyday life habits, in an urban context where global, local and 'glocal' interlace, further increasing the complexity one must decode. At the roots of the research project stand the following questions: 1. To what extent the visual dimensions of the urban social life lead the outsiders to know and interpret the alien culture? 2. To what extent the cultural stereotypes play a crucial role in such knowledge and interpretation? Being the work in progress, a preliminary analysis of the pictures made by the students allows us to discuss about these topics.

Keywords

Urban globalisation, Cultural stereotypes, Visual culture, Visual sociology.

1. Cultura visual (glocal)

En este artículo presentamos un proyecto de investigación visual que estamos desarrollando con grupos de estudiantes estadounidenses que se encuentran pasando un semestre en Italia. Se trata de jóvenes que asisten a la Duquesne University of Pittsburgh (PA). Hace algunos años, la Universidad estableció un campus en Roma, ofreciendo a sus estudiantes la oportunidad de asistir a clases en Italia. Los estudiantes -ni inmigrantes ni turistas- pasan tres meses en Italia. Aun cuando de alguna manera deben enfrentarse a la cultura italiana, ellos viven en el «gueto» del campus estadounidense. Por tanto, interactúan principalmente con el mundo exterior sólo durante su tiempo libre. Esto no significa que puedan evitar aprender sobre diferentes aspectos de la cultura que los recibe: sus reglas de interacción, comportamientos apropiados en diferentes situaciones, reglas formales e informales, valores, cómo funcionan las organizaciones complejas, el ritmo de la vida.

A la base de nuestro proyecto se encuentran las siguientes preguntas: ¿Hasta qué punto las imágenes visuales del mundo social urbano son parte de los caminos subjetivos que llevan a las personas a entender la cultura extraña? ¿Les entregan éstos indicaciones sobre cómo comportarse?

Asumimos que «nuestros» estudiantes experimentan lo que Schutz (1971) definió como el «laberinto cognitivo» del forastero, dentro del cual es problemático definir una situación. La experiencia cultural del nativo es diferente a la del forastero. El nativo cultural toma el mundo como algo dado, sus normas y valores son parte de su ser interno; por lo general, definir una situación no le es una tarea difícil. El nativo sabe qué hacer cuando enfrenta distintas circunstancias (Schutz, 1971). Por el contrario, definir una situación es a menudo problemático para el forastero. Éste siente incertidumbre cuando enfrenta lo que el nativo da por descontado: «El choque cognitivo y prescriptivo le obliga a darse cuenta de la diferencia entre sus modelos culturales y morales, y aquellos del grupo al cual se está aproximando o ha comenzado a pertenecer» (Cotesta, 2002: 45).

Hemos desarrollado nuestra línea argumentativa tomando en consideración los cambios que han ocurrido en nuestra sociedad en los últimos treinta años, asumiendo que esos cambios han afectado también la experiencia de vida del forastero.

El primer cambio se relaciona con el papel de la imaginación como el «componente clave del nuevo orden global» (Appadurai, 1996: 31). De acuerdo con Appadurai, el proceso de globalización puede ser conceptualizado en términos de «paisajes» fluidos y cambiantes, que son los «elementos básicos de los mundos imaginarios» (Appadurai, 1996: 31). Estos diferentes paisajes -étnicos, técnicos, financieros, mediáticos e ideológicos- sugieren un interpretación espacial del presente fluida, compleja, superpuesta y disyuntiva (Szeman, 1997). En este mundo «desterritorializado», los paisajes étnicos (de personas y grupos: inmigrantes, turistas, exiliados, trabajadores extranjeros y estudiantes, etc.), intercambian y experimentan el mundo con diferentes significados (Beck, 1997). En otras palabras, mientras el forastero de Schutz debía enfrentar diferencias culturales fáciles de identificar, el forastero de hoy debe decodificar e interpretar aspectos culturales de las ciudades que son el resultado de una mezcla entre lo global y lo local: la cultura local traduce los flujos globales en sus propios términos, de modo tal que los signos visuales urbanos no son ni globales ni locales. Sin embargo, mientras los forasteros experimentan la vida cotidiana, estos flujos globales toman la forma de pequeñas cosas materiales y simbólicas típicas de las culturas locales y glocales (aun éstas son parte del mismo gran «container»: la denominada cultura occidental).

El segundo cambio tiene que ver con el hecho que, aun cuando «las personas siempre han usado imágenes para dar forma a su concepto de realidad» (Collier y Collier, 1986: 8), en las sociedades contemporáneas lo visual se ha transformado en algo central a la construcción cultural de la vida social, y «gran parte del significado es transmitido a través de imágenes sociales» (Rose, 201: 7). La inmersión en el contexto de las imágenes se extiende a la vida cotidiana, incluyendo la forma en que grupos e instituciones se comunican entre sí y con los individuos: publicidad, televisión, prensa, fotografía, íconos religiosos, productos de arte y redes de comunicación. A través de las imágenes se hacen visible entonces valores, reglas, patrones de comportamiento y diferencias  sociales.

Figura 1. En "Celso y Cora" (1984) el antropólogo visual Gary Kildea interpuso pantallas negras de varios segundos entre cada corte, a fin de hacer evidente la ilusión de tiempo continuo que genera el cine. //R.G.

Figura 1. En «Celso y Cora» (1984) el antropólogo visual Gary Kildea interpuso pantallas negras de varios segundos entre cada corte, a fin de hacer evidente la ilusión de tiempo continuo que genera el cine. //R.G.

El papel jugado por la visión en el proceso de conocimiento puede ser conceptualizado en la siguiente idea: «Ver es anterior a las palabras» (Berger, 1972: 7). Primero, nuestra mente percibe el mundo circundante a través de imágenes; el cerebro procesa luego esas imágenes y las ordena en categorías de significados previamente almacenadas. Ver ha precedido siempre a las palabras, y ha existido aun cuando el objeto visto no podía aun ser conceptualizado a través de un lenguaje verbal. Más tarde, la visión coexistió por siglos con las palabras -consideradas como la herramienta principal para conocer el mundo-, incluso en aquellas culturas como la occidental, que hasta el siglo pasado tenían al lenguaje escrito y hablado como la forma más alta de práctica intelectual. Hoy en día, las imágenes permean nuestra cultura y están sustituyendo más y más al texto escrito como el canal privilegiado de información, de modo que «el mundo moderno es con mucho un ‘fenómeno visto'» (Jenks, 1995: 2). Tal fenómeno ha llevado a algunos observadores (Mirzoeff, 1999: Mitchell, 1994) a afirmar que el mundo-como-texto ha sido reemplazado por el mundo-como-imagen. Como sugiere Rose siguiendo a Mirzoeff, «la postmodernidad es oculocéntrica no simplemente porque las imágenes visuales son más y más comunes, ni porque cada vez más los conocimientos acerca del mundo son articulados visualmente, sino porque interactuamos de manera creciente con experiencias visuales totalmente construidas» (Rose, 2001: 8).

El debate académico sobre el papel que hoy tiene la imagen en nuestra sociedad ha producido varios neologismos con los que los estudiosos intentan expresar las características visuales del mundo contemporáneo. Debray (1992), por ejemplo, afirma que vivimos en una videósfera, en la cual sólo lo que es visualizado existe. Colombo (1990) denominavideorrealidad a la realidad en la que los individuos interactúan con los signos electrónicos de la misma manera en que interactúan con los objetos. Vattimo (1999) conjetura que vivimos en un mundo de imágenes del mundo, donde el mundo real coincide con el mundo de las imágenes. Como sea que se la formule, la sociedad de las imágenes modifica nuestras visiones del mundo y nuestra imaginación, por cuanto expande el rango de visión al punto de mezclar las fronteras entre lo visible y lo invisible. El concepto de mundo como imagen en la experiencia concreta de la vida cotidiana produce, como resultado, que ver coincide con la vida cotidiana misma.

Esbozaremos ahora nuestro proyecto de investigación.

Figura 2. Maturana y Varela. La idea de que hay orden oculto del mundo, que la ciencia debe develar, ha ido perdiendo fuerza en las últimas décadas. A partir de trabajos como los de Heisenber, Einstein y Kuhn, se ha comenzado a aceptar que la incapacidad para predecir ciertos comportamientos no es el mero fruto de la ignorancia o de la insuficiencia de los instrumentos disponibles. En este marco, el trabajo de los neurobiólogos chilenos Maturana y Varela ha sido fundamental. Su premisa consiste en que la naturaleza misma del conocimiento es tautológica y autorreferencial, ya que implica "usar nuestro instrumento cognoscitivo para conocer nuestro propio instrumento cognoscitivo; es decir, no contamos con ninguna variable independiente". En la imagen, dos recuadros grises rodeados por colores diferentes. Nuestra percepción de distintas tonalidades del gris nos muestra no sólo que nuestro acercamiento al mundo varía contextualmente sino también que no podemos confiar en nuestros sentidos para hablar positivamente de la realidad externa. //R.G.

Figura 2. Maturana y Varela. La idea de que hay orden oculto del mundo, que la ciencia debe develar, ha ido perdiendo fuerza en las últimas décadas. A partir de trabajos como los de Heisenber, Einstein y Kuhn, se ha comenzado a aceptar que la incapacidad para predecir ciertos comportamientos no es el mero fruto de la ignorancia o de la insuficiencia de los instrumentos disponibles. En este marco, el trabajo de los neurobiólogos chilenos Maturana y Varela ha sido fundamental. Su premisa consiste en que la naturaleza misma del conocimiento es tautológica y autorreferencial, ya que implica «usar nuestro instrumento cognoscitivo para conocer nuestro propio instrumento cognoscitivo; es decir, no contamos con ninguna variable independiente». En la imagen, dos recuadros grises rodeados por colores diferentes. Nuestra percepción de distintas tonalidades del gris nos muestra no sólo que nuestro acercamiento al mundo varía contextualmente sino también que no podemos confiar en nuestros sentidos para hablar positivamente de la realidad externa. //R.G.

Como se ha establecido. ver es anterior a las palabras y la visión es la principal herramienta para conocer el mundo. Esta suposición es más verdadera que nunca en la cultura contemporánea, que sustituye la idea del mundo como texto con la idea del mundo como imagen, y que provee de imágenes cuya función principal es en entregar flujos de cultura global. Dentro de estos flujos, las «imágenes globales» son vistas, definidas y redefinidas de acuerdo a valores culturales locales, creando de esta manera la «glocalidad» que caracteriza el mundo contemporáneo. Hoy en día el forastero siente incertidumbre no sólo porque compara dos culturas en conflicto, sino además porque su experiencia es afectada por la convergencia de flujos culturales globales y cultura local, cambiándola de manera impredecible.

Nuestra hipótesis-guía para la investigación es la siguiente: en la sociedad de la imagen, las dimensiones visuales del mundo son la fuente principal de información para los forasteros, que les permite decodificar los valores y normas de la cultura (glocal) que los recibe. El proceso de decodificación será también «glocal», toda vez que la visión es subjetiva -en otras palabras, es «una percepción culturalmente determinada» (Marazzi, 2002: 18). Más aun, suponemos que, al interpretar las dimensiones visuales del mundo, los sujetos tienden a reducir la complejidad, descansando a tal efecto en estereotipos culturales. Veamos por qué y cómo.

El paso del mundo-como-texto- al mundo-como-imagen implica el debilitamiento de los códigos de comunicación: mientras los textos son construidos sobre reglas lingüísticas claras, las imágenes no lo son. Antes bien, son polisémicas: «Significantes que generan una cadena flotante de significado» (Barthes, 1977: 39; 1980; 1982; Eco, 1985). Por tanto, las imágenes se prestan a ser interpretadas a través de símbolos y analogías que no siempre son claras, especialmente para aquellos que no pertenecen al contexto cultural donde las imágenes son utilizadas. En otras palabras, el mundo-como-imagen es mucho mas difícil de decodificar que el mundo-como-texto, y esto es especialmente cierto para el forastero. Suponemos que, habiendo tenido dificultades en decodificar el mundo-como-imagen, el forastero tendrá que apoyar sus interpretaciones utilizando atributos simbólicos que pertenecen al mundo-como-texto: los estereotipos.

En nuestra opinión, los estereotipos no son sino códigos textuales del mundo-como-imagen preparados de antemano, y son útiles para desarrollar una comunicación clara que reduce la complejidad, entregando así un significado a las costumbres ajenas a la propia experiencia cotidiana. Cuando uno se enfrenta a tales costumbres, los estereotipos pueden conducir a su propia reproducción visual, de acuerdo al siguiente esquema: Mundo-como-imagen flecha sujeto flecha estereotipo (mundo-como-texto) flecha imagen estereotipada del mundo.

Figura 3. Jerry Krase y la autenticidad de los estereotipos étnicos.

Figura 3. Jerry Krase y la autenticidad de los estereotipos étnicos.

2. Explorando estereotipos culturales

Nuestro trabajo se basa en una técnica de sociología visual que llamaremos creación subjetiva de imágenes. Esta técnica se origina a partir de estudios antropológicos sobre sujetos pertenecientes a diferentes culturas (por tanto con problemas de comunicación verbal), y su objetivo es entender de qué manera estos sujetos ven e interpretan las cosas. El estudio más famoso de este tipo -un clásico para los sociólogos visuales- es Through Navajo Eyes (Worth & Adair, 1972).

El método, denominado «creación nativa de imágenes» por los autores, consiste en entregarles a los sujetos de la investigación una cámara de video o fotográfica, solicitándoles que se refieran visualmente a su vida, o que expresen ciertos conceptos a través de imágenes. En otras palabras, a los sujetos se les solicita expresar cómo ven un determinado fenómeno, a través de las imágenes que producen. De esta manera, los sujetos son obligados a pensar acerca de lo que normalmente dan por sentado, o en nuestro caso, acerca de lo que es problemático, en orden a volverlo comprensible. Subsecuentemente, el investigador descubrirá aspectos del fenómeno (o formas de verlo) diferentes a los suyos propios. Como sucede también al utilizar la técnica de foto-elicitación, la convergencia y comparación de visiones diferentes del mundo producirá un mayor conocimiento, tanto para el investigador como para el sujeto.

La creación subjetiva de imágenes se basa en el supuesto que, dado que las cámaras no toman fotos por sí mismas (Collier, 1979), el acto de fotografiar involucra seleccionar e interpretar la realidad. El objeto del análisis es entonces la elección subjetiva hecha por quien toma la fotografía; ésta representa la visión del mundo de su autor (Wagner, 1979).

Figura 4. Roman Holiday. "Roman Holiday" (Wyler, 1953) fue el film que lanzó al estrellato a Audrey Hepburn, quien interpreta a Anne, la princesa de un anónimo país europeo. En gira por Europa y aburrida de las tareas diplomáticas, Anne se escapa y recorre las calles de Roma. Junto a Joe Bradley (Gregory Peck), un periodista norteamericano, caminan, beben, bailan, andan en scooter, fuman, se besan y finalmente se despiden. Cuando la película se acaba, nos quedamos con la sensación de que Roma ha cumplido bien con todo lo que se espera de ella. //R.G.

Figura 4. Roman Holiday. «Roman Holiday» (Wyler, 1953) fue el film que lanzó al estrellato a Audrey Hepburn, quien interpreta a Anne, la princesa de un anónimo país europeo. En gira por Europa y aburrida de las tareas diplomáticas, Anne se escapa y recorre las calles de Roma. Junto a Joe Bradley (Gregory Peck), un periodista norteamericano, caminan, beben, bailan, andan en scooter, fuman, se besan y finalmente se despiden. Cuando la película se acaba, nos quedamos con la sensación de que Roma ha cumplido bien con todo lo que se espera de ella. //R.G.

Dado que la imagen producida es una representación subjetiva realizada por alguien que ha aceptado una cultura que le es nueva, y cuyas reglas de comportamiento y modelos no conoce del todo, no nos sorprendemos cuando los estereotipos aparecen. En tal estado de incertidumbre, podemos suponer que el sujeto encuentra en la imagen un aliado poderoso: la fotografía le otorga la prueba de que su representación del mundo es -al menos- plausible. Nuestra atención debe centrarse en este elemento. Este trabajo puede exponer otro campo de estudio que hasta ahora la sociología visual no ha explorado demasiado: los estereotipos fotográficos como herramienta para la categorización de la realidad, con el objeto de resolver el conflicto cognitivo causado por la dificultad en decodificar las dimensiones visuales del mundo social al cual no se pertenece. Por lo general, cuando se utiliza la creación subjetiva de imágenes se considera que la cámara es una herramienta que permite capturar una visión de las cosas más cercana a la de los sujetos. En el caso que aquí presentamos, este método ofrece además la posibilidad de reflexionar sobre la imagen como herramienta para simplemente reforzar las visiones estereotipadas del mundo.

Sobre estas consideraciones hemos construido nuestro proyecto. Éste ha involucrado aproximadamente 25 estudiantes por semestre (de entre 20 y 22 años de edad, de ambos sexos) durante tres años consecutivos, resultando en un total de alrededor de 150 estudiantes. Éstos crearon las imágenes como un «ensayo fotográfico», después de pasar tres meses en Roma y de asistir a una clase orientada a difundir un mejor conocimiento de diferentes aspectos de la cultura de nuestro país [1], tratando al mismo tiempo de refutar algunos estereotipos y lugares comunes sobre la cultura italiana.

A los estudiantes se les pidió lo siguiente: «Imaginen que deben crear postales para ser enviadas a Estados Unidos, explicando al destinatario lo que la imagen representa con referencia a aspectos de la cultura italiana que para ustedes sean globales o locales». El texto de la postal es el subtítulo de la foto, y su objetivo es reducir al mínimo la arbitrariedad en la interpretación por parte del investigador. Cada estudiante presentó 10 a 15 fotos en un álbum o un CD. Recolectamos en total alrededor de 1.700 fotos. En este artículo presentaremos aquellas que resultaron ser las más representativas de los temas que emergieron de la mayoría de los trabajos.

Se supone que los estudiantes debían lograr una calidad visual más alta que la de meras instantáneas (Chalfen, 1987). Dado que debían usar imágenes y subtítulos como «herramientas de cuestionamiento», al dar cumplimiento a esta tarea fueron obligados a pasar de un «modo ingenuo» a un «modo reflexivo» (Harper, 1988). El resultado habría sido muy distinto si turistas normales hubiesen tomado las fotografías. En tal caso, ciertamente no habríamos tenido la oportunidad de ver fotografías representando la vida cotidiana de una sociedad -aquellas pequeñas cosas en que un turista no repara porque no son interesantes, o porque no son relevantes para su documentación fotográfica o audiovisual. Por el contrario, los estudiantes tuvieron tiempo para familiarizarse (aunque fuera parcialmente) con la cultura que debían representar, y se les solicitó documentar su interacción con ella. En otras palabras, la selección fotográfica que cada estudiante realizó representa un acto de categorización de la realidad que no es ingenuo, sino planificado.

A continuación presentaremos algunos ejemplos de cómo los estudiantes estadounidenses vieron e interpretaron la cultura italiana. Para los autores italianos, esto significó ver nuestra cultura a través de los ojos de forasteros, lo que a su vez nos obligó a cuestionar y observar lo que usualmente dados por sentado.

 

3. Postales desde Roma

Antes de dirigirnos al núcleo del debate, nos gustaría enfatizar que estamos tratando con un tipo particular de forasteros: se trata de estudiantes estadounidenses, jóvenes «adecuadamente criados» y que a menudo parecen convencidos que globalización significa principalmente estadounidización. Esta impresión sería confirmada por el hecho de que las fotos tomadas por los estudiantes con objeto de representar el concepto de globalización muestran casi exclusivamente símbolos y comportamientos considerados como estadounidenses, y la mayoría de las veces con una connotación positiva. Imágenes de este tipo presentan en su mayoría marcas que son símbolos de la estadounidización, representando para los estudiantes una proyección de su patria. Entre las muchas fotografías de este tipo, McDonald’s (Figura 5.) es la más frecuentemente representada. Tales son algunos de los comentarios de los estudiantes [2]:

Figura 5.

Figura 5.

McDonald’s al frente del Panteón. McDonald’s es una cadena multinacional de comida rápida que ha penetrado en todo el mundo.

Los italianos disfrutan McDonald’s tanto como lo hacemos nosotros en casa […] El símbolo universal, la Gran M, es un símbolo bien conocido.

Esta Piazza es excelente porque se puede comer comida rápida moderna, mirando al mismo tiempo un edificio construido originalmente en el año 27 a.C. Interesante, pero por alguna razón, al mismo tiempo la comida me cae pesada. ¡Quizás fue mi Big-Mac!

Sólo dos estudiantes no se unen al coro. Uno es un chico que tomó una foto de una pizza y comenta:

«Pizza. Sí, se originó en Italia, pero ¿hay algún país que no la ofrezca? […] Esta comida puede haber comenzado como un plato local italiano, pero de la misma manera en que McDonald’s se ha expandido, la pizza es un plato conocido en todo el mundo»

La otra es una chica que tomó una fotó de una máquina de café y afirma:

«En Estados Unidos y en todo el mundo, la palabra capuchino y otros cafés italianos se han vuelto populares.

Por otra parte, las fotos que los estudiantes tomaron para representar la realidad local -esto es, las costumbres típicas y hábitos de la cultura que los recibe- representan situaciones que son negativas o que entregan una visión pintoresca -y a veces estereotipada- de las costumbres y hábitos italianos. A modo de ejemplo, recolectamos una serie de fotografía de plantas frutales ornamentales en los jardines de edificios de apartamentos situados en los suburbios de Roma. De acuerdo a los autores de las fotos, estas imágenes representan el vínculo que ellos suponen aun relaciona a los italianos con sus orígenes rurales, y que va de la mano con la pasión de los italianos por la fruta fresca y los vegetales [3]. Esta suposición es reforzada por los mercados locales, que resultan inusuales para los estudiantes familiarizados sólo con los grandes supermercados. Los mercados locales aparecen como la confirmación de la imagen de Italia como una nación aun basada en una economía rural (Figuras 6 y 7).

Figura 6.

Figura 6.

Figura 7.

Figura 7.

Mercado callejero donde se venden productos frescos y huevos. Así, los locales traen comida de sus propias granjas para vender sus productos directamente al público. Cada vendedor tiene sus propios productos que ofrece personalmente a la venta.

Los italianos valoran la frescura de su comida. En mi estadía en Italia he notado a menudo la vegetación que los italianos cultivan en sus propiedades. He visto muchos naranjos y limones, pero hay muchas otras frutas, vegetales y plantas que los italianos se enorgullecen en cultivar […] En las casas de las familias italianas se cultivan también tomates y viñas en miniatura.

No existen puestos de fruta fresca en Estados Unidos, lo que es una gran diferencia entre las dos culturas. Estadísticamente, los estadounidenses tienen sobrepeso, y la comida que pueden coger a la carrera consiste generalmente en McDonald’s, Burger King o algo saturado en grasas. Los italianos, que por lo general parecen ser muy delgados y se concentran en la digestión, tienen frutas como una opción mucho más disponible. Además, si en Italia un restaurante está sirviendo comida que no es fresca, lo anuncian en el menú, mientras que en Estados Unidos simplemente se asume que la comida no lo es.

Como se dijo anteriormente, en este artículo sólo presentaremos unos pocos ejemplos, de modo que el lector pueda hacerse una idea general del trabajo que estamos realizando. Al presentar tales ejemplos utilizaremos la metáfora del «reporte escolar» como herramienta para analizar algunos de los comentarios que los estudiantes asignaron a las fotos (véase la Sección 4, «Conclusiones»). Consideramos que, al proceder de esta manera, podemos seguir el mismo patrón que utilizaron los estudiantes cuando organizaron su narración visual. Esta narración parece seguir el guión de una película realizada con una técnica de edición paralela. Los ítemes de la globalización y el localismo son utilizados para comparar la cultura estadounidense (globalismo) con la cultura italiana (localismo), de acuerdo con el modelo de «argumentar desde las diferencias y analogías». Como en un «reporte escolar», los estudiantes evalúan analogías y diferencias y las juzgan positivas o negativas de acuerdo con la situación, y principalmente, de acuerdo con cuán distantes se encuentran de su manera de enfrentar y tratar con situaciones sociales, sea que pertenezcan a su vida cotidiana o no.

Entre las analogías encontramos: protección, familia, patriotismo, pobreza, vandalismo, ancianidad. Los temas y comportamientos italianos y estadounidenses acerca de estos campos sociales no se encuentran muy distantes entre sí. Por tanto, los estudiantes consideraron estos temas y comportamientos como globales, y no tuvieron problemas en reconocer qué modelos de comportamiento adoptar -o cuáles son adoptados- al enfrentarse a estas situaciones. Es sencillo para los estudiantes expresar un juicio de valor en temas globales. Por ejemplo, consideremos la pobreza, que ha sido representada a través de imágenes de gitanos, vagabundos recolectando basura desde contenedores y mendigos callejeros, y leamos los comentarios que escribieron los estudiantes (Figura 8 y 9).

Figura 8.

Figura 8.

Figura 9.

Figura 9.

La existencia de clases sociales es evidente en todo el mundo. Con ricos y pobres viviendo codo a codo, ignorando incluso el hecho que existe el de más abajo.

Desafortunadamente, la pobreza es parte de todos los países. En Estados Unidos, así como en Italia, se pueden encontrar mendigos y gente sin casa en todas las ciudades. El efecto de la pobreza se siente en todos los países, y la única diferencia real es cómo cada país decide enfrentar el problema. En Italia, parece que mendigar es a menudo ignorado, y la cultura parece inmune a la pobreza que la rodea a diario.

Esto es algo que NUNCA he visto en Estados Unidos. Hay gente que es pobre y que está en las calles, pero en realidad es ilegal, si que la policía los detuviera. Este fue uno de los primeros signos de shock cultural para mí, pero es normal en Roma.

El juicio negativo en la manera italiana de resolver el tema -ignorarlo- es bastante evidente, y es un problema para los estudiantes. De hecho, hay situaciones similares en muchas ciudades estadounidenses (sólo hay que pensar en lugares como Nueva York, Los Ángeles y Pittsburgh); sin embargo, el hecho más importante es que ninguno de los estudiantes siquiera consideró preguntarse si acaso Italia tiene o no programas de bienestar orientados a resolver el problema de los sin casa. Todos los estudiantes prefirieron simplemente aceptar la realidad que sus ojos vieron, a fin de expresar un juicio: ¡en Italia no se hace nada para resolver el problema!

Es mucho más fácil seguir el estereotipo -el mendigo italiano más inclinado a pedir limosna que a trabajar- que cuestionar y tratar de entender las razones de ciertas situaciones.

Por el contrario, identificar a la policía (Figura 10) otorga a los estudiantes un sentimiento de seguridad, mostrando que, así como en Estados Unidos, se supone que los policías protegen la vida de los ciudadanos en las calles. Algunos estudiantes son irónicos sobre su real eficiencia, tanto en Italia como en Estados Unidos. ¡Sin embargo, Italia aprueba el examen en este tema!

Figura 10.

Figura 10.

Tanto Italia como Estados Unidos tienen fuerzas policiales organizadas para controlar el crimen. En ambos países los oficiales de policía utilizan uniformes de los mismos colores.

Esta imagen captura dos oficiales militares caminando por una calle concurrida. Es más probable encontrarlos caminando por ahí, tratando de mantener el orden entre la gente. Esta imagen parece ser característica de la mayoría de las civilizaciones con una forma de gobierno establecida. Se trate de una dictadura, república o democracia, siempre habrá un conjunto de leyes que la gente está obligada a seguir, de manera voluntaria u obligatoria.

Los policías son héroes en todo el mundo, y aquí en Italia vemos un ejemplo de estos héroes trabajando duro. Estos oficiales se están asegurando que están en medio del tráfico, y que el dinero de los impuestos de los italianos vaya directo a sus tanques de gasolina. Estas tácticas profesionales asustan a muchos criminales romanos y los llevan a esconderse y conformarse.

A primera vista, la presencia de cuerpos de policía en las calles de Roma excitó comentarios positivos por parte de los estudiantes: identificar la figura «autoritaria» de los agentes de policía como guardianes de la ley y el orden dentro de una sociedad creó un lazo entre las culturas estadounidense e italiana, facilitando a los estudiantes orientarse en del laberinto cognitivo dentro del cual están obligados a moverse. Sin embargo, en los trabajos esta nota «positiva» fue inmediatamente contrabalanceada por imágenes «negativas», que ofrecen un retrato perturbador de Italia -o al menos, de Roma: fotografías de atascos de tráfico, de estacionamiento «salvaje» (Figura 11), de muchedumbres «desordenadas», de gente cruzando la calle fuera de los pasos peatonales, fueron utilizadas por los estudiantes como indicadores del alto grado de desacato de los italianos a las normas y reglas:

Figura 11.

Figura 11.

Gente cruzando la calle en la Piazza Venezia. La locura de los romanos y los italianos de cruzar la calle en medio del tráfico ignora las señales de tráfico peatonal, porque se espera que la gente camine entre los autos y los haga detenerse.

¡Y cómo conducen esos autos compactos..! Cruzar la calle en Roma aun me aterra.

La ley es algo local, dondequiera que uno se encuentre. Acá en Roma se puede cruzar la calle simplemente donde a uno se le antoje. En Pennsylvania a uno lo pueden multar por no cruzar en un paso habilitado. Aquí es responsabilidad de los conductores el tener cuidado con los peatones, pero en Estados Unidos son los peatones los que deben estar atentos a los conductores. No es necesario decir que me tomó un tiempo antes de poder cruzar la calle en cualquier parte.

Los italianos no tienen la organización que hay en Estados Unidos. Al esperar para entrar al estadio, los italianos empujan y pasan a llevar, mientras que en Estados Unidos la gente espera ordenadamente en fila.

Aparentemente, los estudiantes ven Italia como una suerte de moderno Salvaje Oeste. Es ciertamente innegable que las situaciones que los estudiantes representaron pueden ser encontradas en realidad. Sin embargo, este hecho no remueve la sospecha que la imagen estereotipada de los italianos que se entrega al mundo, especialmente en películas -como personas que favorecen los atajos que les permiten obviar reglas y normas-, puede haber afectado la visión de los estudiantes. Por tanto, no sorprende que los estudiantes, en su observación fotográfica de Italia y de los italianos, representen los signos de desviación en lugar de los signos de «legalidad».

Entre las muchas diferencias, algunas son juzgadas positivamente, otras no. Entre las primeras se cuentan el amor por la cocina de calidad, el relajo y la compañía; un alto grado de libertad individual; elegancia, clase y cultura.Inversamente, características connotadas como negativas son la falta de espacio personal y actitudes no verbales demasiados intrusivas; no seguir las reglas (especialmente del tránsito, como se mencionó anteriormente); violencia en los estadios deportivos; falta de espíritu de negocios. Los estudiantes consideran los temas y comportamientos conectados a estas características como típicamente locales, y los contrastan con situaciones similares en Estados Unidos.

Entre las imágenes positivas nos gustaría mostrar una de las más frecuentemente retratadas, relacionada con el consumo de bebidas alcohólicas (Figura 12 y 13). El tema del alcohol preocupa profundamente a los estudiantes, no tanto por los daños a la salud causados por beber, sino por las restricciones a las que están acostumbrados. Descubrieron que en Italia no hay limitación de edad o de lugar en relación al consumo de alcohol, y lo aprueban porque consideran la represión como una de las principales causas del alcoholismo entre los jóvenes estadounidenses.

Figura 12.

Figura 12.

Figura 13.

Figura 13.

Sí, este soy yo, bebiendo una marca local de cerveza italiana, Peroni. Es local […] porque yo, teniendo 20 años, puedo beber en un área abierta. En Estados Unidos, la edad mínima para beber es 21 años. Si yo quisiera beber, tendría que hacerlo ilegalmente y en la secreta privacidad de mi casa o en la casa de alguien más.

Para los estadounidenses que todavía no tienen 21 años, beber legalmente en un país es una gran libertad. Pero los italianos nos dan aun más libertad a nosotros, los amantes de Heineken, al permitirnos beber en público, lo que implicaría una citación [judicial] si es que sucediera en Estados Unidos.

El alcohol es una diferencia importante entre Italia y Estados Unidos. Sí, ambos países obtienen alcohol, pero Estados Unidos abusa abiertamente de él. La forma de pensar de nuestra sociedad, especialmente de la gente más joven,  es que si te restringen de algo, debes hacerlo aun más. La edad legal para beber en Estados Unidos es 21 años, pero una gran mayoría de bebedores ilegales no la obedecen, y muchos terminan heridos en uno u otro punto. En Italia, se cría a los niños bebiendo vino en la cena, y aunque la edad para beber es 18 años, los italianos no abusan tan a menudo del alcohol. Y es completamente obvio quiénes son los estadounidenses en Italia y quiénes no. Frecuentemente, vemos estadounidenses ebrios, ruidosamente  yendo a o regresando de un bar, pero rara vez se ve a italianos ebrios. Esta es una gran diferencia entre nuestras dos culturas; quizás podemos aprender de Italia.

De hecho, en Italia hay también un problema de alcoholismo. Los diarios escriben regularmente sobre leyes cuyo objetivo es desincentivar la venta de bebidas alcohólicas en discotecas después de medianoche, por causa del gran número de accidentes automovilísticos causados por personas que mezclan drogas y alcohol. Tampoco es cierto que en Italia las bebidas alcohólicas puedan ser vendidas a cualquier persona, sin importar su edad: vender alcohol a menores de 16 años está prohibido por la ley. Por tanto, los comentarios de los estudiantes a este respecto son el resultado de una evaluación superficial basada en la idea que Italia es la tierra de la permisividad, donde es posible hacer todo aquello que no es permitido en ninguna otra parte. ¡Aquí hay otro gran estereotipo!

Entre las imágenes negativas presentamos aquellas relativas a la idea que los italianos carecen de inclinación empresarial. Son imágenes muy frecuentes en los álbumes de los estudiantes, y todas parecen haber salido de una fotocopiadora. Incluso el título asignado a las fotos de este tipo es casi siempre el mismo: «siesta» (Figura 14):

Figura 14.

Figura 14.

A los estadounidenses les interesa sólo la conveniencia. Muchas tiendas están abiertas desde temprano en la mañana hasta tarde en la noche, si es que no las 24 horas. Los italianos toman una siesta en la mitad del día, una práctica que nunca se vería en Estados Unidos. Si un negocio tomara siesta, lo más probables es que quebraría rápidamente.

Cuando las tiendas cierran a las 2 d la tarde, uno debe estar en Italia. La cultura italiana organiza su día alrededor de la siesta de mediodía.

En Roma, a la mitad del día todas las tiendas cierran por cerca de dos horas. En Estados Unidos las empresas trabajan sin parar desde las 9am hasta las 5pm, con una breve pausa para almorzar. A menudo las empresas en Estados Unidos anteponen los negocios y el dinero antes que cualquier tipo de placer.

¡Cuán poderoso es el espíritu del capitalismo! Afortunadamente, entre los estudiantes hay algunos que se dan el beneficio de la duda. Tal vez ganar mucho dinero no es lo más importante en la vida. ¡Y después de todo -como dicta el estereotipo-, a los italianos no les gusta trabajar demasiado!

En Estados Unidos el tiempo es dinero y el dinero es tiempo. Los italianos toman una siesta por un par de hora en la mitad del día. Eligen tener tiempo libre antes que tiempo de trabajo y disfrutan la vida al máximo.

Sin duda, la imagen del italiano al que no le gusta trabajar es un estereotipo común [4]. Tal imagen, sin embargo, no considera las industrias italianas de la moda y el diseño, el mundo de la empresa privada o las leyes que gobiernan los derechos de los trabajadores. La verdadera razón para la llamada «siesta» de las empresas y tiendas es la necesidad de adherir al derecho de los trabajadores de no exceder las 40 horas de trabajo semanal. Sin embargo, ¿cómo puede uno culpar a los estudiantes por confiar en estereotipos si nadie les ha informado acerca de las leyes italianas?

En sólo unos pocos casos los estudiantes tomaron fotografías de aspectos culturales diferentes de los suyos propios, connotándolos como positivos o negativos. Tal es el caso, por ejemplo, de la actitud hacia la desnudez (Figura 15), que los estudiantes registran simplemente como diferente:

Figura 15.

Figura 15.

Los italianos tienen una visión sobre la desnudez muy distinta a la de los estadounidenses. En todas partes hay esculturas de desnudos, y hay gente desnuda en la televisión y las postales. Los italianos parecen estar cómodos con eso. Los estadounidenses no.

A los italianos no les importa que se muestre la desnudez en público. Se remota a sus valores sobre la belleza física.

Los italianos parecen estar mucho más cómodos frente a la desnudez que los estadounidenses.

Nos gustaría finalizar con un objeto de la llamada «cultura material» («Otra cosa que en Italia es completamente diferente de otros países es el baño», Figura 16), hacia el cual los estudiantes expresaron diferentes juicios, desde la incomprensión hasta el «descubrimiento»:

Figura 16.

Figura 16.

Definitivamente, los bidets son comunes en Italia, pero no en Estados Unidos. En Italia todas las casas, hoteles y a veces baños públicos los tienen. Nunca supe qué eran hasta que vine a Italia, y todavía no tengo idea de cómo usar uno…

Creo que los estadounidenses casi tienen temor de usarlos porque es tan nuevo e inusual para ellos, ¡pero en mi opinión son definitivamente un lado bueno de la cultura italiana!

 

4. Conclusiones

Aun cuando las visiones estereotipadas no corresponden necesariamente a la realidad, son igual de interesantes. El mecanismo involucrado es la idealización de la vida cotidiana, o en otras palabras, la creación visual de aquellos mundos simbólicos que -volviendo al concepto de Worth de ambiente simbólico, y al concepto de Goodman de múltiples mundos [5]- Richard Chalfen (1987) advierte en la home mode communication [6]. Chalfen considera esta home mode communication como la manera a través de la cual los «jugadores» construyen su versión del mundo. Si es cierto que los álbumes familiares no son representaciones reales del mundo, sino formas en que las personas lo observan y estructuran, ¿cómo debemos considerar entonces las fotos tomadas por los estudiantes sobre su experiencia en Roma?

Estas fotos son similares a las fotos familiares, pero también son diferentes. Chalfen se refiere a las instantáneas como imágenes inmediatas, no profesionales, que sin embargo son coleccionadas de acuerdo a criterios fotográficos culturalmente mediados (cada persona sabe qué fotografiar y qué no fotografiar). Una vez en el álbum familiar, las instantáneas crean afirmaciones sobre el yo del autor y su mundo, dentro de las fronteras establecidas por la cultura a la que pertenece. ¿Qué criterio ha guiado el proceso de pensamiento?

Observado las imágenes y leyendo los subtítulos correspondientes, este criterio parece surgir de analogías y diferencias. En la mente de los estudiantes, globalización significa estadounidización, mientras que localismo significa no globalización, y por tanto, localismo significa no estadounidización. Como consecuencia, en lugar de describir sus experiencias en una nueva realidad social a través de fotografías, los estudiantes crearon -metafóricamente hablando- una suerte de «reporte escolar» de dos columnas.En una columna anotaron hábitos y costumbres estadounidenses como términos de comparación, mientras que en la segunda anotaron hábitos y costumbres italianas. Comparándolas cada vez, los estudiantes observaron diferencias y analogías, y atribuyeron correspondientemente un valor positivo o negativo a los comportamientos, hábitos y costumbres representadas. Sin embargo, las dos columnas del «reporte escolar» están basadas en dos sistemas de evaluación diferentes: la columna «U.S.A.» parte de un sistema basado en la pertenencia, conocimiento, reconocimiento, práctica cotidiana, experiencia subjetiva como parte de un todo. La columna «Italia», por el contrario, responde a un sistema basado en la no-pertenencia, hipotetización, extrañeza, falta de experiencia, novedad, experiencia subjetiva de ser ajeno al todo. Los estereotipos compensan la brecha entre las dos columnas; a través del reconocimiento  de unos pocos rasgos simples, un sistema de simplificación de la realidad permite la resolución del conflicto cognitivo mencionado. El estereotipo no solo guía la selección fotográfica: se confirma además a sí mismo a través de la foto que lo representa [7]. Siguiendo esta línea argumentativa, y recurriendo al análisis de los aspectos comunicativos del consumo de Mary Douglas (1975, 1979 y 1982), podemos además percibir que la producción de imágenes de los estudiantes está vinculada a un proceso de «otorgamiento de nombres». Muchas de las fotos que tomaron los estudiantes son similares, de modo que -pensamos- pueden haber reforzado sus «imágenes» de la sociedad retratada comparando entre sí sus fotografías. En otras palabras, la semejanza de las fotografías puede haber llevado a los estudiantes a confirmar sus categorizaciones.

Nos parece que este análisis de las imágenes y textos de los estudiantes, aun «en curso», confirma hasta ahora nuestra hipótesis inicial y fomenta un trabajo más profundo sobre ésta. Las dimensiones visuales del mundo urbano (el mundo-como-imagen) parecen ser la principal fuente a partir de la cual el forastero recoge información con el objeto de decodificar los valores y normas de la cultura que lo recibe. Sin embargo, al interpretar los signos visuales urbanos las personas tienden a reducir la complejidad a través de estereotipos culturales; esto es, a través de atribuciones simbólicas que pertenecen al mundo-como-texto.

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Este artículo fue publicado originalmente en la edición 9 de nuestra revista, el invierno de 2009. URL: [http://www.bifurcaciones.cl/009/Faccioli-Losacco.htm].

Patrizia Faccioli, Socióloga. Directora del Visual Sociology Lab y Profesora Asociada de la Universidad de Bologna. Editora asociada del Journal «Visual Studies» (Taylor & Francis publisher). Escribió las secciones 1 y 2.

Giuseppe Losacco, Universidad de Bolonia, Italia. Guiseppe Lossaco escribió las secciones 3 y 4.

Título original: Postcards from Rome. Recibido el 12 de Julio 2006, aprobado el 25 de Octubre 2007. Traducido al español por Diego Campos, diego[@]bifurcaciones.cl.

[1] El curso dictado por el autor es sobre representaciones de la sociedad italiana a través de filmes nacionales, desde el neorrealismo a producciones contemporáneas.

[2] El espacio aquí disponible nos obliga a escribir solamente acerca de unas pocas de las situaciones retratadas. Utilizaremos las fotografías como ejemplos; por tanto, con cada imagen combinaremos no sólo el subtítulo escrito por su autor, sino además los escritos por otros estudiantes que tomaron fotografías similares.

[3] Consideramos que la imagen de los italianos como granjeros deriva de observar el comportamiento de los italianos que emigraron a América del Norte: el cultivo de sus propios productos era una de sus características étnicas más visibles (Losacco, 2003).

[4] De acuerdo a datos de los sindicatos italianos, en Europa Occidental Italia tiene el segundo lugar en términos del número anual de horas trabajadas per capita, precedido por Gran Bretaña, donde la gente trabaja 20 horas o más.

[5] Refiriéndose al concepto de ambiente simbólico, Worth afirma que los individuos viven y funcionan no sólo en ambientes físicos, biológicos y sociales, sino también en un cuarto ambiente: el simbólico. Éste se compone de comportamientos, códigos, estructuras y herramientas dentro de las cuales y con las cuales nos comunicamos y creamos cultura. Entre estos comportamientos, el más extendido -y sin embargo, el menos entendido- es el comportamiento visual-fotográfico (Worth, 1976). El concepto de «múltiples mundos» refiere a la filosofía constructivista de Nelson Goodman (1978), y a la creación de mundos, que es la actividad a través de la cual los individuos construyen, codifican e interpretan su mundo. Juntando los conceptos de ambiente simbólico y de múltiples mundos, Chalfen conjetura que el mundo representado en fotos familiares es uno de los mundos que los individuos construyen: un mundo simbólico que no es una copia de la realidad, sino una afirmación sobre la realidad y una interpretación de ésta – en otras palabras, la creación de un mundo imaginario.

[6] Destacado en el original (N. del T.).

[7] ¿Cómo surgen las observaciones de los estudiantes sobre el mundo que los rodea? Básicamente, a través de los signos visuales que éste les ofrece. Los estudiantes apenas mediaron sus observaciones con información derivada de italianos. Ninguno de los estudiantes preguntó: ¿Por qué esto? Todos interpretaron el fenómeno a su manera y lo representaron consistentemente. Su representación funciona como el peso de la evidencia, siguiendo las previsiones del cine-ojo (Vertov, 1923).