Entre la actuación y documentación, memoria y ficción, la fotografía es descrita como el acto de capturar, documentar y revelar lo desconocido. En el encuentro con lo visible, el deseo de acercarse a la verdad y objetividad es tácito en lo interno y subjetivo, lo desconocido y lo invisible.

En mi recorrido diario, en autobús, desde Islington a New Cross descubro constantes cambios en el paisaje citadino. Recorro complejos de apartamentos modernos para la clase media emergente con paseos junto al río cuidadosamente diseñados, torres de cristal para los centros bancarios atiborrados de hombres de trajes, espacios turísticos junto al Támesis y finalmente monótonas zonas de viviendas públicas aderezadas con señales de colores y en varios idiomas introduciendo al transeúnte a los pequeños negocios a lo largo de las calles, en su mayoría operados por inmigrantes.

Esta mezcla inesperada de impresiones aparentemente contrastantes de Londres dejó toneladas de imágenes muy diferentes en mi cabeza y una abrumadora desesperación en cómo entender esta sobrecarga de información.

Para afinar mi percepción de este complejo sistema urbano intenté encontrar una manera de categorizar y agrupar estas imágenes e información.

Por esta razón utilicé un prisma plástico, de juguete, frente a mi lente, para capturar diferentes ángulos de un entorno urbano en una sola imagen. Llamo a estos imágenes-collage Prismas Urbanos.

El resultado en la perdida de los detalles es similar al acto de dar un paso hacia atrás para ver el cuadro completo. Permite enfocarse en las características principales. Prismas Urbanos es mi intento fotográfico para lidiar con la compleja realidad urbana de Londres, entre lo desconocido y yo.