«Violarme a la Lola Melnic», «Besar a Cynthia», «Comerme a la Cat Vondy», «Romperte el chico», «Hacer el amor con Anthony Kiedis». Esas son algunas de las respuestas que los santiaguinos han escrito en uno de los muros externos del Centro Cultural GAM, respondiendo a la pregunta «Antes de morir quiero…», enarbolada por el artista nacional Sebastián Beca.
Pareciera que, cuando a los santiaguinos les preguntan qué les gustaría hacer antes de morir, la mayoría es sólo capaz de pensar en sexo. Y en violencia. O más bien, en el deseo violento de poseer algo que no se ha poseído y que probablemente no se poseerá. Por lo mismo, hay que hacerlo rápido y fuerte.
Podríamos sumar a la lista otro tipo de deseos, como:
«Correr desnuda» «Ver a Joaquín hecho un hombre de bien» «Ser la princesa a caballo» «Amarte como el primer día» «Conocer el mundo entero» «Ver explotar la sede de la UDI» «Vivir en Valpo» «Tener muchos gatos» «Ir a Narnia» «Que mis padres me acepten como soy» «Tener pene» «Tener muchos hijos» «Estar en paz» «Operarme la nariz» «Que la Teletón deje de ser un show de farándula» «Verte el ojito» «Conocer culturas»
Las respuestas son variadas y, atendiendo a la naturaleza misma de la relación entre muro y graffiti, se van sucediendo en el tiempo, arrastrándose, borrándose, usándose, reescribiéndose y sobreponiéndose unas a otras. Una orgía de deseos que se enuncian para desaparecer. Del muro, al menos, porque de la sangre es otra cosa. Esos no se van tan rápido.
* Ricardo Greene es antropólogo, sociólogo y urbanista. Director de Revista Bifurcaciones. Las imágenes son del autor.