El arte y la cultura chilena han logrado últimamente un gran reconocimiento a nivel mundial a través de, por ejemplo, las novelas de Roberto Bolaño, la fotografía de Camilo José Vergara y la poesía del incomparable Neruda. La nominación de la película chilena “No”, de Pablo Larraín, a los premios Oscar 2014 en la categoría de Mejor Película Extranjera atrajo atención internacional sobre artistas y el arte contemporáneo chileno. Las películas de Patricio Guzmán (siendo la más famosa de ellas  “La batalla de Chile”) han sido reconocidos en todo el mundo.

Asimismo, jóvenes artistas chilenos, parte de esta tradición creativa, emergen como parte de una nueva y vibrante escena artística. Es en este contexto que surge la arquitecto, restauradora y artista Lorena Pérez Leighton. En su primera exposición individual, “Reverso”, presenta obras sobre lienzo y cartón tela que varían en escala, medio, textura y color. En ellos se presenta una visión y memoria acerca de Chile que es a la vez sublime y emotiva.

Las obras de formato más pequeño presentes en esta exposición, poseen una cierta intimidad que cautiva de inmediato al espectador. Las figuras humanas son poco frecuentes, y por lo mismo son aún más sorprendentes cuando ellas – o las huellas de estas – se dejan entrever. Sin embargo, el componente del habitar humano aparece constantemente en sus obras. Ello pues la mayoría de sus trabajos, collages abstractos, son elaborados utilizando fragmentos de papel y materiales recuperados de las paredes de las calles y edificios de Talca, desnudos de sus muros luego del terremoto del 27 de febrero de 2010. Hay profundos surcos de memoria y tiempo en estos fragmentos, aun cuando sus tonos monocromáticos transmiten una poderosa sensación de aislamiento, incluso alienación. Algunos trabajos muestran una precisión casi forense, que se asimilan a especímenes geológicos amplificados.

El uso del color en la obra de Lorena Pérez Leighton aparece como una sorpresa (y un placer) en la serie “Grilla”, donde este emerge como promesa de  un nuevo comienzo. La audacia presente en estas pinturas de formato mediano evoca el espíritu de Richard Diebenkorn, una corriente tardía del expresionismo abstracto del siglo 20, famoso por sus representaciones de paisajes naturales y urbanos de EE.UU., especialmente de California, saturadas de color. La caleidoscópica paleta cromática de Pérez, si bien más restringida, enfatiza la crudeza de las fuerzas naturales y lo vulnerable que ante ellas son las ciudades chilenas.

Las obras de mayor formato presentes la muestra presentan una escala cartográfica, invitando al espectador a una exploración arquitectónica más amplia. Aludiendo a los Situacionistas de París de la década de 1960 -quienes deliberadamente se extraviaban en la ciudad a fin de redescubrirla- Pérez ofrece una variedad de caminos para recorrer el paisaje urbano. A pesar del uso riguroso de una grilla geométrica, la artista se niega a dirigir el rumbo a seguir frente a esta estructura impuesta, buscando en cambio que el espectador se rinda frente la tentación de los innumerables canales puestos a su disposición.

Pérez nos ofrece obras para ser vividas, invitándonos a crear nuestro propio recorrido. La sorpresa y quietud que provocan estos paisajes, a la vez extensos y microscópicos, inevitablemente incita a nuestra memoria a introducirse en la arqueología agrietada de la experiencia humana. Los cuidadosos encuadres de la artista, delicados y discretos, son a la vez fuertes y deliberados, agregando un sólido componente corpóreo (aunque fugaz) a la narrativa evocada por los fragmentos que componen los collages.

“Reverso” de Lorena Pérez Leighton es una muestra que merecer ser vista.